Imaginen esto: están viendo un partido de baloncesto, ambos equipos juegan parejo, cada uno responde al ataque del rival con su propio tiro. Los cuatro cuartos terminan en empate y el partido se va a tiempo extra.
No todos los encuentros llegan a ese punto. Las casas de apuestas online suelen ofrecer apuestas a este desenlace con cuotas alrededor de 15.00, lo cual es bastante alto. Usando un comparador de casas de apuestas se pueden encontrar plataformas con cuotas todavía más altas para partidos con potencial de ir a prórroga. Pero, ¿vale la pena apostar así? ¿Con qué frecuencia ocurre un overtime? Vamos a analizarlo.
Cuán frecuentes son las prórrogas: lo que dicen los números
Según un análisis estadístico reciente, en las 24 temporadas de la NBA (contando la temporada 2023-24 y anteriores) la probabilidad de que un partido termine en prórroga ronda el 5,9 %. Otra fuente complementaria menciona que en algunas temporadas recientes, el porcentaje de partidos con prórroga ha oscilado entre el 6,2 % y 6,4 % del total. En otras palabras: estamos hablando de algo que ocurre, pero no con mucha frecuencia.
Para traducirlo a probabilidades implícitas: una cuota de 15.00 supone una probabilidad aproximada del 6,67 % sin contar el margen de la casa. Esa cifra está por encima de lo que suelen sugerir los datos históricos, lo que implica que en muchas ocasiones las casas de apuestas pueden estar incorporando ventaja para sí mismas, reduciendo el valor real para quien apuesta.
¿Qué factores pueden alterar esa probabilidad “media”?
La media del 5-6 % no se aplica de forma uniforme: en ciertos partidos pueden crecer o disminuir las posibilidades de llegar a prórroga. Algunos factores a considerar:
- Paridad entre equipos: cuando los equipos tienen un nivel muy similar, con estilos ofensivos ágiles y defensas menos rígidas, las probabilidades de empate al final del tiempo reglamentario pueden elevarse.
- Presión táctica en finales ajustados: en los minutos finales los equipos tienden a ejecutar jugadas más seguras, dos contra uno, rotaciones, gestión de faltas; esos matices pueden empatar o romper un partido.
- Contexto del enfrentamiento: en playoff o partidos decisivos la intensidad defensiva se eleva, los márgenes se ajustan y hay más posibilidades de que el marcador esté muy parejo al cerrar el tiempo reglamentario.
- Eficacia en tiros libres: en finales cerrados, el acierto (o fallo) desde la línea de tiros libres puede decidir si un equipo rompe el empate o lo mantiene, forzando la prórroga.
Lo que dicen los estudios del “momentum” y las remontadas
Una creencia muy arraigada es que el equipo que empata o remonta al final tiene “impulso” (momentum) psicológico que le da ventaja en la prórroga. No obstante, estudios empíricos la desmienten.
Por ejemplo, un análisis que abarca 11 temporadas de la NBA, con más de 800 partidos que fueron a tiempo extra, concluye que los equipos que empataron el juego no disfrutan de una ventaja estadística clara en la prórroga frente a su rival. En otras palabras: aunque para el aficionado sea más dramático ver una remontada, en términos objetivos ese impulso no se traduce en ventaja comprobable.
Por qué puede tentarlo (y por qué no)
Apostar a que habrá prórroga es una apuesta con mucho potencial. En escenarios ideales puede tener lógica, pero es importante tener claro lo que está en juego.
Ventajas
- Si se identifica un partido con condiciones “extra” que favorecen el empate (equipos muy parejos, tendencia ofensiva, estilo fluido), podría existir valor si la cuota es lo suficientemente elevada.
- En apuestas en vivo, cuando el partido se vuelve impredecible y las probabilidades de empate se ajustan, puede aparecer una ventana para quienes reaccionen rápido.
- Es un mercado menos concurrido; muchas apuestas se centran en ganador, total o hándicap, por lo que “prórroga sí/no” puede recibir menos atención y mayor volatilidad.
Desventajas
- La probabilidad base es baja; incluso con cuotas altas, el valor esperado suele estar en contra del apostador.
- El margen de la casa (“vig”) puede desplazar la cuota efectiva aún más en contra.
- Alta volatilidad: necesitarás acertar muchas veces para amortiguar las pérdidas, lo cual es difícil dada la rareza del evento.
La magia de lo improbable
El baloncesto, como cualquier deporte, puede dar giros inesperados. Las prórrogas, como vimos en las estadísticas, también ocurren: en promedio, unas 6 veces de cada 100 partidos. Antes de apostar a este resultado, conviene analizar bien el juego y sopesar pros y contras.
Una apuesta a la prórroga suele ser más un guiño divertido que una estrategia seria. Si decides hacerlo de manera regular, lo mejor es reservar un banco aparte, destinado solo a apuestas inusuales con cuotas altas. También puede ser más sencillo apostar en live, porque aunque el coeficiente sea menor, el partido ofrece más información para tomar una decisión con sentido.

























