Esta noche tenemos en Buenos Aires la final de la Intercontinental, torneo que la FIBA recuperó hace unos años y que actualmente enfrenta al campeón de la Champions League en Europa, el San Pablo Burgos en la pasada temporada tras aquella Final a ocho del pasado septiembre, y la Asociación Atlética Quimsa.
Este equipo argentino ganó la Champions de clubs en América y juega con ellos un ex ACB como Leo Mainoldi, que pasó por el Valladolid, el Valencia, el Baskonia y el Fuenlabrada y también por el Autocid Burgos de la Leb, el otro equipo existente en la ciudad burgalesa. También el base Juan Brussino, hermano mayor del alero Nicolás Brussino, actualmente en el Casademont Zaragoza.
Lógicamente, con apenas cuatro años en la ACB y ya campeón de un título continental como la Champions, poder optar ahora a otro como es la Intercontinental es un paso más en la consolidación del San Pablo Burgos. Eso sí, el viaje y el calendario no les ayuda con un vuelo largo de ida, el regreso a Madrid el martes y el jueves tienen que medirse en la Copa al Iberostar Tenerife.
Joan Peñarroya comenta que «somos un club joven para el que cualquier cosa que consigue siempre es la primera vez y un partido como este tiene mucha importancia». El técnico asume el desgaste sufrido por su equipo en los días previos a esta final, pero destaca la importancia de esta cita. «Pienso que llegamos bien, aunque es poco habitual un desplazamiento como este por la distancia, el cambio horario y el clima diferente», admite aunque no quiere excusas.
Finalmente, para ganar el trofeo, Peñarroya cree que «debemos ser nosotros mismos y jugar el baloncesto que nos ha dado la posibilidad de optar a este título». Añade que «debemos ser solidarios y generosos, estar lo mejor posible en ambos lados de la cancha y asumir que habrá malos y buenos momentos. En estos partidos lo más importante es cómo los afrontas y veo a los jugadores preparados mentalmente».
