Con el equipo inmerso en la dificultosa transición ‘post-Shaq’ y después de una temporada que había supuesto la sexta ausencia de los Lakers en playoff en 59 años de historia, un haz de luz se posó tal día como este viernes -hace 10 años- sobre el Staples Center de Los Ángeles, donde en una noche mágica Kobe Bryant se erigió por fin en ese indiscutible líder púrpura y oro que siempre soñó.
Tras campaña y media soportando el ‘run run’ mediático que cuestionaba su elección como jugador franquicia angelino en detrimento de ‘Twister O’Neal’, el escolta comenzó a callar bocas a partir de un ya lejano 22 de enero de 2006; fecha que marcaría un punto de inflexión en una carrera en la cual conquistaría otros dos títulos de campeón apenas cuatro más tarde.
Dicho día, y aún portando el dorsal 8, ‘The Black Mamba’ sorprendió al mundo materializando 81 puntos en el triunfo de sus Lakers contra los Raptors de un debutante José Manuel Calderón, espectador privilegiado de tamaña hazaña y que intentó con el mismo éxito que el resto de sus compañeros -es decir, ninguno- frenar a un Kobe ‘on fire’. Una anotación que supuso la segunda mejor de siempre en la NBA, solo por detrás de los célebres 100 tantos de Wilt Chamberlain -sin línea de tres- frente a los Knicks.
En esa jornada, el escolta acreditó un 28 de 46 en tiros de campo, con 7 de 13 en triples, 18 de 20 en libres y convirtiendo 55 puntos en la segunda mitad. Una gesta más propia de tiempos ancestrales del baloncesto, que nos agrada rememorar ahora que la retirada del legendario Bryant está a la vuelta de la esquina.