Como el año de los récords, 2014, la apabullante cifra de victorias durante la temporada dejó luego dos duras derrotas en la Final Four y en la final de la Liga Endesa. Aquella plantilla del Real Madrid y la actual son seguramente las mejores que había y hay en Europa. Al menos la más larga y equilibrada porque las de CSKA, Fenerbahce, Olympiacos o Panathinaikos bajan mucho a partir del octavo o noveno jugador de la rotación.
Así que la decepción que deja el último mes en el Madrid es mayúscula. La Final Four es imprevisible, fallar en la liga española cuando el rival tiene un tercio de tu presupuesto, perdió a Van Rossom por lesión y te hace daño con Oriola de falso cinco pues agrava cualquier análisis.
El bajonazo de Rudy viene de enero y estaba asimilado aunque al menos estuvo ahí en esta final. El de Doncic se puede entender porque se ha quedado sin fuerzas producto de sus 18 años.
Pero Randolph, Hunter y Maciulis no tienen excusa. Los dos últimos tienen contrato por una temporada más pero su futuro no pitan blanco precisamente. Especialmente el del alero lituano, que lleva fatal desde la Copa del Rey. El Madrid buscaba un alero titular para que Maciulis fuera el suplente. Ahora tiene pinta de que ese fichaje es urgente y Taylor seguirá porque en sus 12-15 minutos aporta cosas y está apalabrada su renovación.
Randolph vino para ser diferencial y ha estado desaparecido en la Final Four y en esta final. Que Llull acapare tanto balón es parte de los motivos, pero no el único. Su millonaria renovación hace dos meses exige pedirle mucho más.
Llull es tan brillante e intocable que condiciona al Madrid al máximo. Lleva meses sin defender nada y pasando poco y mal la bola y Laso no ha sabido ni reconducirlo ni encontrar situaciones de juego para que otros brillen o crezcan.
El fiasco del fichaje de Draper, a años luz de lo esperado, y la mala gestión del papel de Thompkins, que nunca se sabe si está o no está, complicó la rotación toda la temporada.
Varias personas me comentan que Laso estaba en la agenda de Armani y Maccabi, que podía haber decidido irse si la temporada hubiera sido brillante y no de un notable bajo como al final ha sido. Ahora queda ver qué pasa con el técnico vitoriano.
Pero si continúa, algo probable, la reconstrucción de la plantilla es inevitable. Hacen falta tres titulares en los puestos dos, tres y cuatro. También un base suplente que sea virtualmente titular. Y ese no es Campazzo, que además no quiere estar en el Real Madrid para jugar 10 minutos.
Son por tanto ya cuatro fichajes. Además, el club blanco debe decidir si se queda o no a Lima, cedido en el Zalgiris y con contrato. Mucho movimiento en un mercado escaso de jugadores contrastados y donde Panathinaikos, Maccabi, Baskonia, Barcelona y otros buscan jugadores en las mismas posiciones.
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