El adiós de Messina, el técnico que llamaba ‘gilipollas’ a sus jugadores y que tuvo un broncón hace un mes con Prigioni

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Se va Messina y nadie le va a echar de menos ni en el club ni en la plantilla. Eso siempre es malo para un entrenador. Cuando un técnico es cesado, no renovado o dimite y se va sin dejar un buen recuerdo ni un amigo en un equipo y en un club, malo. Es lo que le ha pasado a Messina. Tantos meses soportando a veces broncas por detalles absurdos y llamando ‘gilipollas’ y cosas aún más fuertes a sus jugadores en los entrenamientos sin pedir luego disculpas provocaron un gran distanciamiento con el plantel. Es el carácter y el nerviosismo de Messina, matizaban algunos para apaciguar los ánimos, pero ha sido un año y medio de broncas y discusiones continuas, enfrentamientos de casi llegar a las manos…

Cosas que el club sabía y que algunos periodistas, también. Se nos pedía discrección, pero había cosas muy evidentes. Desde esta web podemos adelantar que hace algo más de un mes Messina casi llega a las manos con Prigioni. El base ya se había encarado con su ya ex técnico en la primera jornada liguera, en aquel 30 de septiembre en que los blancos ganaron en la pista estudiantil. El jugador argentino fue sustituido al poco de pisar la pista y se fue al banquillo cagándose en todo, criticando en voz alta a Messina, que le escuchó y se encaró con él. Volvieron a discutir en el descanso en el vestuario y ya no jugó más.

Cosas que pasan dijeron ambos protagonistas en las semanas siguientes. Pero Prigioni ya se las había tenido con Messina la pasada temporada. Y casi todos los jugadores del pasado curso pasaron por situaciones parecidas. Kaukenas y Lavrinovic desaparecieron por no entenderse con su entrenador y perder éste la confianza en ellos. Con Velickovic ha tenido discusiones continuas en entrenamientos y partidos. Pidió el pasado verano que se echara a Garbajosa y dijo que no le importaba si se iba Felipe Reyes.

Es decir, no consideraba prioritarios a los dos pesos pesados del vestuario y lo ha demostrado defenestrando a uno y quitándole minutos y confianza al otro. Pero tampoco se llevaba bien con los nuevos y Sergio Rodríguez ha estado de pena ánimicamente al no saber qué quería de él su entrenador.