Un título, una final ACB y 3 fichajes para mejorar a Tomic y Velickovic; el año del R. Madrid, analizado

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Olvidando definitivamente los oscuros y acomplejados tiempos del ‘messinismo’, el Real Madrid volvió a hacer honor a su escudo, a su historia y a sus colores. Dejó de conformarse con competir -en el mejor de los casos- frente al Barça y peleó contra éste cara a cara, que es lo mínimo que se le debe pedir.

Hubo decepción en la Euroliga al poco de ganar la Copa del Rey, la primera del Madrid desde 1993, rutilante éxito de la temporada junto con el enganche del atractivo juego. Esos son los mayores logros de Pablo Laso en su primera temporada junto con la recuperación de la autoestima.

Luego, el título de la ACB se escapó por poco. Así que toca mejorar el equipo con tres fichajes, Draper, Slaughter y un cinco por contratar, y el regreso de Rudy Fernández. Se van Tomic y Velickovic, además de Singler y el junior Sanz será cedido.

Merced a un juego rápido, de anotación alta y efectivo -¿existe mejor muestra de respeto hacia el espectador?- el equipo blanco reconquistó la Copa barriendo en su propia casa al conjunto blaugrana (74-91), con unos espectaculares Sergio Llull y Jaycee Carroll.

Desde el mismo momento de su debut con la camiseta merengue, el escolta mormón demostró el porqué de su fichaje. Tras el fiasco que supuso Clay Tucker, el ex del Gran Canaria se convirtió en ese referente ofensivo que se buscaba desde el adiós de Bullock, y sus tremendas rachas en ínfimos espacios de tiempo pronto encandilaron a la grada. Méritos que le convierten, en nuestra opinión, en el MVP madridista del curso.

Pero si a alguien hay que atribuirle el origen de las alabanzas al Real Madrid, ese es Pablo Laso. Ideólogo de ese bonito estilo de juego ya comentado anteriormente, el técnico vitoriano supo hacer partícipe del mismo a todos los miembros de su plantilla. Mantuvo siempre intacta la confianza del grupo y evitó dar un papel especialmente preponderante a Rudy e Ibaka, con lo que eludió una reestructuración interna en plena campaña después del ‘lockout’.

En su debe, cierta sensación en la primera mitad de la temporada de ausencia de un ‘plan B’, o lo que es lo mismo, falta de alternativas cuando el ritmo del partido le impedía ejecutar su ‘run & gun’. Poco a poco se fue mejorando en estático, pero con altibajos aunque Llull de base no facilita eso. Sergio Rodríguez mejoró mucho en los playoff y dio más poso al juego.

Una situación que los blancos vivieron en Miribilla, en aquel choque de Euroliga que a la postre supuso una temprana eliminación en el ‘Top 16’. Un adiós prematuro a la competición continental que lastra la calificación del Real Madrid, a quien sin embargo hay que reconocerle una gran primera fase en un grupo durísimo. El conjunto merengue solo cayó entonces -y por un ajustado margen- en dos canchas complicadas como las de Maccabi y Partizan, y se marchó del torneo con apenas cuatro derrotas en su haber, por las siete que acumulaba en ese momento el Olympiacos, a la postre campeón -por citar un ejemplo-.

En la Liga Endesa, el Madrid rozó un título por el cual peleó hasta el último segundo, pero un mal cuarto partido y el ‘Huertazo’ desde 11 metros en el primero acabaron decantando la balanza a favor del Barça. Un triste epílogo de temporada para la escuadra merengue, satisfecha no obstante por el resultado global del curso.

Por ello, el futuro más inmediato pasa por dar continuidad al proyecto, con el recién renovado Pablo Laso a la cabeza. El técnico seguirá dirigiendo a un grupo que no variará en más allá de cuatro piezas, a las cuales se sumará el regreso de Rudy Fernández.

La irregularidad de los Pocius, Chacho, Suárez, Begic, además del citado Tomic, unos yendo de más a menos, otros de menos a más, son factores que también han influido.

El mallorquín liderará a un equipo todavía joven y con potencial para crecer, porque precisamente crecer es lo que quiere este Real Madrid tras una campaña cuya nota ciframos en un notable alto (8,5).

¿Y vosotros, qué pensáis?

GlobalSun

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