Después de muchos años afianzado entre la aristocracia del baloncesto continental, Francia se colgó su ansiado oro en un Eurobasket tras de imponerse con suficiencia a Lituania (80-66). De esta forma, Tony Parker -que no disputó ni mucho menos su mejor encuentro y aun así cosechó 12 tantos- por fin ganó ese torneo a nivel de selecciones que su palmarés necesitaba y que lastraba la infravalorada carrera de uno de los mejores jugadores europeos de todos los tiempos. Ya nadie podrá decirle que no sabe ganar sin Tim Duncan y Manu Ginóbili.
Los primeros 15 minutos resultaron trepidantes y muy igualados, con los ‘bleus’ resistiendo el bombardeo de un acertado Kleiza (16 puntos) gracias a un no menos incisivo Batum (17). Y todo ello sin apenas noticias de Parker, a quien su entrenador mantuvo en el banquillo durante casi todo el segundo cuarto sin que su equipo se resintiese.
Una tónica que se acentuó a la vuelta de los vestuarios, con escasa aportación y participación del banquillo báltico y nula presencia en la pintura. De hecho, solo Kalnietis intentó -sin mucho éxito- cambiar esta tendencia , frente a un conjunto que movió muy bien la pelota y donde también lució Boris Diaw, autor de 15 tantos, 6 rechaces y 4 asistencias a la conclusión.
Con 68-50 arrancó el último asalto, en el cual Lituania maquilló mínimamente algo el marcador.