Este próximo martes hay una nueva asamblea extraordinaria de la ACB. Se acumulan los temas y problemas. Por ejemplo, desde que fuera convocada hace dos semanas se hizo público que un juez investiga los pasaportes supuestamente falsos de Panko y Slaughter. La ACB conocía desde julio el asunto y no informó a la mayoría de los clubs de ello. Ahora se han personado en la causa judicial y a los clubs y patrocinadores les preocupa la imagen que se da de la competición.
Los dos grandes temas a tratar en esta asamblea eran el reparto del nuevo contrato televisivo y la relación a mantener con la FIBA y la Euroliga y sus respectivas competiciones continentales. El dinero de Movistar está ahora mismo en suspenso porque la demanda de Orange contra la ACB dificulta la situación.
Si el juez ya aceptó la petición de Orange de que se acepten las medidas cautelares que solicitó, otra vez ha vuelto a dar la razón a la multinacional francesa. En la ACB se asume ya que esto acabará en una indemnización al antiguo sponsor por dejar sin efecto el contrato que les unía para esta temporada. La demanda ya está presentada y toca negociar esa indemnización.
El dinero sólo puede salir de lo que proviene del contrato con Movistar porque la Asociación de Clubs no tiene liquidez para abonar los millones que habrá que pagar a Orange. Eso sí, los clubs al tiempo que asimilan que perderán ese dinero también quieren explicaciones de Francisco Roca. El presidente de la ACB les dijo el pasado septiembre que no había ningún impedimento para romper el contrato con Orange pero todo indica que no se podía, según van indicando los autos del juez.
Respecto a la Euroliga y la FIBA, la ACB no termina de posicionarse sencillamente porque la división interna entre los clubs es enorme. Con tres dentro de la Euroliga y con un contrato firmado para diez años, con el Unicaja y el Valencia aspirando a ella pero con pocas opciones de disputarla de forma continua, con varios clubs que no les preocupa este asunto y sí recibir más dinero, cuesta ver una postura común.