Pablo Laso y su apuesta ofensiva llevan al Madrid al trono copero (74-91)

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El Real Madrid venció (74-91) la final de la Copa del Rey. Ganó el juego alegre, el ataque por encima de la defensa. Perdió el favorito y en casa. El Barcelona no pudo sumar el tercer título seguido en este torneo en su ciudad, donde hacía 26 años que no organizaba la Copa. Los azulgrana derrotaron en las dos últimas finales a los blancos, el pasado curso en Madrid, y ahora los de Pablo Laso le devuelven ese golpe al orgullo en Barcelona.

Y Laso es el héroe que pasa ya a la historia reciente del Madrid pase lo que pase de aquí hasta que concluya la temporada. El técnico llegó discutido al banquillo del club madridista, ha sufrido comentarios de todo tipo, se ha cuestionado hasta su valía. Este título llega después de no ganarlo desde 1993 nada menos.

Pero Laso es campeón de Copa. Llull, con 23 puntos y 5 triples, y Carroll, con otros tres en tres intentos y 22 tantos (todos en la segunda mitad), fueron los brazos ejecutores de su filosofía de juego. Laso ha privilegiado desde su llegada el juego alegre, el meter 90 puntos si es posible, por encima de la defensa. Se dice que en el baloncesto moderno un equipo que no defiende no gana títulos, que las finales y los playoff se conquistan desde la defensa. Se ha visto en este encuentro que esto no es verdad.

Lo que sucedió hasta el descanso (33-42) seguramente fue el partido soñado por cualquier aficionado madridista. Los blancos jugaron de cine y sólo con un par de errores de alguna canasta concedida bajo el aro y una pérdida de balón evitable. En cambio, el Barça veía cómo no le salía casi nada bien. Su defensa se veía desarbolada una y otra vez, perdía el doble de bolas que su rival y apenas tenía un 42 por ciento de acierto en tiros de dos.

Navarro aparecía al meter 7 puntos, pero Lorbek no, apenas 2, y Ndong era el mejor con 11. En cambio, el Madrid tenía a un Suárez sobresaliente con 9 y a un Llull espectacular, autor de 13 y de tres triples en cuatro lanzamientos. El último de ellos sobre el bocinazo que marcaba el ecuador del choque.

Todo ello premiaba la superioridad madridista. Desde el 0-5 inicial al 12-18 del minuto 6 y al 21-28 del 13 hubo ventajas blancas, que superaron la barrera de los 10 puntos con una canasta de Reyes a tres minutos para el descanso (25-36).

El tercer cuarto fue terrible al aumentar la intensidad visiblemente y empezar a estar en juego mucho. El Barça no podía permitirse seguir con una desventaja relativamente amplia todo el tiempo. Tenía que meter miedo al Madrid empatando o poniéndose por delante.

Lorbek lo vio claro y metió 11 puntos incluyendo tres triples y de un 35-46 se pasó a un 46-49 y luego a un 51-52. Carroll respondó con 6 puntos seguidos y el último cuarto empezó con un 56-65 tras otro triple de Llull sobre el pitido final, quinto ya para el escolta del Madrid.

Carroll lo inauguró con otra diana desde el 6,75 y esos 12 puntos de renta eran la máxima del encuentro y todo un salvavidas para los blancos y un muro bastante alto para el conjunto azulgrana. El propio escolta lució su carácter de killer con 5 puntos más para un tremendo 56-73 a ocho minutos de la conclusión.

El Barça ya no se recuperó (63-81, min. 36). La mejor defensa de Europa fracasó por una vez y el Real Madrid se coronaba campeón.

Felicidades para ellos. Florentino Pérez, presente en el palco, ya tiene un motivo serio y un título para apostar de verdad por la sección de basket de la entidad que preside.

Barcelona (17+16+23+18): Huertas (2), Mickeal (10), Eidson (5), Lorbek (15), N»Dong (19) -cinco inicial-, Sada (-), Navarro (16), Vázquez (2), Wallace (-), Ingles (-) y Rabaseda (5).

Real Madrid (22+20+23+26): Llull (23), Singler (4), Suárez (9), Mirotic (9), Tomic (2) -cinco inicial-, Begic (10), Rodríguez (2), Pocius (6), Reyes (2), Carroll (22), Velickovic (2) y Sanz.

GlobalSun

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