Los Knicks inician una nueva etapa, otra más en más de una década de cambios de entrenadores y responsables de la franquicia. Pero nadie da con la tecla para enderezar el rumbo de una franquicia histórica pero venida a menos durante este siglo.
El despido de Phil Jackson ya no sorprende porque se venía comentando desde hace días. James Dolan, dueño de la franquicia, le ha echado esta miércoles. Su gestión como jefe de operaciones ha sido mala sin discusión en estos tres años. Aún le quedaban dos más firmados.
Fichajes como el de Noah, el de un entrenador que lo hizo fatal como Derek Fisher, sus palabras durante meses buscando el traspaso, no conseguido, de Carmelo Anthony, y ahora el que buscan con Porzingis, su teórica estrella ascendente, quedan ahí como ejemplos de mal trabajo. Su leyenda como jugador y luego entrenador campeón queda seriamente dañada.
Ahora queda ver qué dirección toman los Knicks y si hay cambios profundos en la plantilla y en el banquillo.