Giannis Antetokounmpo. Es el nombre que sobresale en una División Central que tiene a sus Milwaukee Bucks como claros favoritos a todo. El heleno, MVP de la NBA hace unos meses, es una de las estrellas contrastadas de la competición y volverá a ser el líder de una franquicia donde Mike Budenholzer también se convirtió en el número uno de lo suyo, esto es Mejor Entrenador del Año. Sin embargo, cuando esos premios fueron entregados en la extraña gala de junio, hacía tiempo que los Bucks se lamían las heridas de su difícil eliminación en las Finales del Este. Tras ser el mejor de toda la Ligas Regula, con 60-22 —su tercera mejor marca de la historia- y después de ir venciendo 2-0 a los Raptors en la antesala de las Finales de la NBA, encajaron cuatro derrotas seguidas contra Toronto que frenaron en seco sus sueños de anillo.
Pero la vida sigue, claro, para la 2019-2020 y no se conforman sólo con la final del Este. En ella Antetokounmpo vuelve a ser el jefe de todo, aunque venga algo lastimado emocionalmente de su fracaso en el Mundial de China, donde el baloncesto FIBA se le atragantó con Grecia y fue incapaz de guiar a los suyos a un papel digno en la competición de selecciones. Ahora, de vuelta al coto que domina, a las pistas de la NBA, The Greak Freak se mantiene rodeado de algunas sus mejores balas posibles: Khris Middleton, Brook Lopez o George Hill, además de Eric Bledsoe, que ya estaba renovado con anterioridad, o jóvenes con margen como D.J. Wilson.
Ya saben que Nikola Mirotic voló a Europa y que Malcom Brogdon fue imposible de retener. No había dólares para todos. E incluso así, el proyecto sigue firme alrededor de Antetokounmpo, al que le han traído buenos secundarios y baratos como Kyle Korver, Wesley Mathews o Robin Lopez, que jugará con su hermano Brook. Y su hablamos de hermanos, llegada de Thanasis Antetokounmpo por dos cursos garantizados se entiende claramente como la intención de la gerencia de Milwaukee de tener contento a su MVP. Y si para ello hay que pagar 3 millones de dólares a su hermano para que sea parte profunda de la rotación y le acompañe durante toda la temporada, se le paga. Sin remilgos. Milwaukee aspira al anillo. Sin remilgos igualmente. Una vez más, generar espacios para su estrella al rodearla de muchos tiradores es la clave.
Quinteto inicial: Eric Bledsoe, Khris Middleton, Wesley Matthews, Giannis Antetokounmpo y Brook Lopez.
Indiana: a la espera de Oladipo
Un año estará de baja Victor Oladipo, aproximadamente. El Jugado Más Mejorado de la 2017-18 se rompió el tendón de la rodilla el pasado 23 de enero y se estima que hasta inicios de 2020 no esté completamente recuperado. El proyecto que gira al ritmo de uno de los perfiles que más ha crecido en la NBA en los últimos tiempos, los Pacers, quedó roto entonces sin su hombre estrella y malvivieron en la Temporada Regular de enero a abril. Luego, en los playoffs, aunque dieron la cara, cayeron por un 4-0 inapelable contra Boston Celtics.
Mientas se espera la vuelta de Oladipo, Nate McMillan ha tenido que configurar un plantel para vivir sin él y con él, cuando regrese. La joya de todo esto ahora es Malcom Brogdon, que no cambia de división y se mueve desde unos Bucks que no lo podían retener a unos Pacers que le darán la llave de muchas de las operaciones. El peso que sea capaz de asumir el otrora Novato del Año unido a la firma de buenos secundarios como T.J. Warren, Jeremy Lamb, Justin Holiday o T.J. McConnell más el rookie montenegrino Bitadze plantea unos Pacers interesantes.
Muy renovados este verano —y que podrían estarlo más en las próximas semana ya que han puesto en el mercado a Domantas Sabonis en busca de un intercambio- y con las ansias de que enero llegue pronto, y en buen situación clasificatoria, para que todo con Oladipo vuelva ser como antes. O parecido al menos y estén bien enfocados para estar con garantías en playoffs.
Quinteto inicial: Malcolm Brogdon, Victor Oladipo, T.J. Warren, T.J. Leaf y Myles Turner.
Detroit Pistons: competir, competir y competir
Una franquicia con mucha solera detrás a la que quizá, y solo quizá, no se evalúa a veces como merece precisamente por ese halo histórico que acarrea. Los Pistons sacaron un aprobado alto en la 2018-19. En el primer curso completo de Blake Griffin y en el estreno de Dwane Casey, que venía de ser Mejor Entrenador de Año en la 2017-18, Detroit se metió en los playoffs como octavo del Oeste y fue barrido por 4-0 contra los Bucks. Pero si se pone en contexto todo, habría que explicar que Griffin llegó justísimo a ese tramo, que no jugó por lesión los dos primeros duelos en Milwaukee y que forzó para que en casa al menos su público pudiera verle en acción en unas eliminatorias por el título. Su aparatoso artilugio en la rodilla con el que se presentó a esos choques es un buen ejemplo de su capacidad competitiva y la de los Pistons.
Pero más allá de esto, la franquici lleva desde 2008 sin ganar un duelo de playoffs y eso duele y tiene que doler. Los Pistons esperan al verano que viene, porque el de ahora, con 80 millones comprometidos entre Griffin, Andre Drummond y Reggie Jackson, ha dejado poco margen. ¿Qué han decidido hacer en los despachos? Si no puedes tocar las cosas para que mejoren directamente, rodéalas de buenos acompañantes para que el pastel solidifique.
Así, triunfaron al firmar a un renacido Derrick Rose por dos campañas tras su espectacular año en Minnesota. No lo olviden, fue el MVP más joven de siempre, en el ya nostálgico 2011. Junto con él, válidos jugadores de probada solvencia en la NBA como Tony Snell, Markieff Morris, Tim Frazier, el veterano Joe Johnson, de vuelta a la NBA tras triunfar en el BIG3 o el muy potable y con gran margen de mejora Christian Wood, un pívot que cuando se le ha dado pista —en los Pelicans— ha demostrado cosas. Detroit Pistons debería competir este curso con la idea de volver a estar en los playoffs. Y esperar luego a julio de 2020 para valorar una reconstrucción.
Quinteto inicial: Reggie Jackson, Luke Kennard, Tony Snell, Blake Griffin y Andre Drummond.
Cavaliers y Bulls: horizontes por encontrar
Aunque con un pasado reciente distinto, el presente de los Cavaliers y de los Bulls es tremendamente parecido. Ambas franquicias tratan de hallar su camino en la División Central y en el Este. Tanto Chicago como Cleveland firmaron un curso 2018-19 malísimo. Los Cavs llegaba de su segunda era sin LeBron James, que había dejado la franquicia de nuevo, esta vez para irse a los Lakers; Chicago trataba de recomponer algo con Fred Hoiberg en el banquillo. El resultado: en Cleveland fue el despido al poco de comenzar la temporada del entrenador Tyron Lue y en los Bulls, el de Hoiberg algo después.
Temporada perdida desde otoño, cuando llegó el pasado verano Cleveland Cavaliers confió todo a un entrenador veterano, capaz de trabajar con jóvenes, experto en esas lides juveniles, pero sin minutos en la NBA. El histórico John Beilen, de 66 años y que viene de 12 cursos seguidos en la Universidad de Michigan, firmó un contrato de larga extensión. La idea en los Cavs es la de no tener prisa. Hipotecados salarialmente con la plantilla actual, el novato Darius Garland es lo más novedoso de un equipo que tiene que entender que ahora hay que construir sentimientos de pertenencia más que resultados deportivos.
Quinteto inicial: Collin Sexton, Jordan Clarkson, Cedi Osman, Kevin Love, Tristan Thompson.
Mientras, en Chicago, Jim Boylen, inicialmente técnico interino tras la marcha de Hoiberg y que tuvo que sofocar un motín en su vestuario cuando no llevaba ni una semana en el cargo, ha conseguido amarrar su posición. Los Bulls tampoco llegarán a nada en cuanto a resultados se refiere en esta 2019-20 pero la idea es la de edificar y edificar. Trabajo de campo importante con tres caras nuevas, una de ellas un gran fichaje: Thaddeus Young.
El ex de Indiana, que tenía un gran papel en los Pacers, ha liderado los movimientos de la franquicia de la Ciudad del Viento, que se quitó en febrero de encima a Jabari Parker y a Bobby Portis a cambio de Otto Porter Jr., pieza ahora fundamental en los sistemas. Además de Porter Jr. o de Young, Tomas Satoransky monetizó su gran curso en Washington para sacar en Chicago el contrato de su vida (30 millones de dólares por 3 temporadas). El checo será el base titular de inicio en la temporada. Con Lauri Markkanen en proceso de mejora constante, el novato Coby White asombrando en pretemporada y Zach LaVine dispuesto a ser el que manda y ordena, los Bulls presentan realidades para sonreír un poco y ser dignos en el Este.
Quinteto inicial: Satoransky, Zach LaVine, Otto Porter Jr., Lauri Markannen, Wendell Carter Jr.