Este verano la historia de la mítica NBA vivirá un antes y después. Que se retiren dos grandes mitos como Kobe Bryant y Tim Duncan a la vez es algo inusual. Kobe lo anunció durante la temporada y se sabía. Duncan no lo quiso comentar hasta hoy pero se sospechaba. Ha querido irse aún en la cúspide, cuando su declive físico y de calidad ha sido escaso y sólo se notó esta temporada.
Duncan ha militado las 19 temporadas de su larga y brillante carrera en los Spurs, a los que llevó a la gloria siendo una pequeña franquicia que sólo apareció en el mapa en los años noventa cuando consiguieron a David Robinson. Luego llegó Duncan y la franquicia texana conoció dos décadas de brillo, con cinco títulos de la NBA.
Lejos de los brutales egos de tanto jugador en esta era moderna de la NBA, Duncan fue un líder tranquilo, nada polémico y que nunca salió en la prensa por nada ajeno a su calidad como jugador. Seguramente, hablamos del mejor ala-pívot de la historia de la NBA pues Karl Malone fue tan bueno como él pero no pudo ganar el anillo al chocar con Michael Jordan.
Duncan se va con 1.392 partidos jugados y 19 puntos de media. En nueve de sus diez primeras campañas en la NBA promedió más de 20 puntos.
