La Copa de Europa hasta mediados de los noventa, cuando amplía el número de equipos y es el embrión de la posterior Euroliga, tuvo equipos legendarios, sobre todo en los años setenta y ochenta. Del Varese al Cantú, del Maccabi al Real Madrid y durante algunas temporadas, Milano, Aris de Salónica o CSKA.
Los partidos entre blancos y macabeos jalonan la historia de la competición desde finales de los sesenta. En esta final de 1980 el Madrid tenía a Brabender y Corbalán, a jóvenes como Romay e Iturriaga…
La final del principal torneo continental de la época fue un gran partido. Siempre igualado, Rafa Rullán, un pívot que jugó largos años en el Madrid y ayudó en muchos títulos de los setenta, fue clave y el máximo anotador con 27 puntos, por 21 del tosco Meister, un pívot que fue decisivo con 21 y con 22 semanas antes en la victoria en Belgrado. Aquel Partizan tenía ya a Dusan Ivkovic de entrenador y al gran Dalipagic como una veterana estrella. Dos años después firmó por el Madrid precisamente.
