Hoy se cumplen seis años del oro en el Mundial de Saitama 2006. El mayor éxito de la historia del baloncesto español. Una final ganada arrasando a Grecia y eso que Pau Gasol se perdía el encuentro por una inorportuna lesión. Hoy esta efemeride trae muchos recuerdos, pero casi nadie menciona a Pepu Hernández. Una lamentable injusticia.
El seleccionador por aquel entonces fue pieza básica en aquel triunfo ya legendario porque su trabajo táctico fue excelente, pero sobre todo porque su labor psicológica fue enorme. En la víspera de la final había muchos nervios, era una situación inédita verse ante un oro soñado durante décadas. Pau no jugaba y su baja era más que sensible. La selección griega era sencillamente fantástica, como la argentina y la española, tres generaciones de jugadores de distintas edades en cada una de ellas que han hecho historia para sus países.
Luego llegó el cruce de cuartos contra la peor Estados Unidos en mucho tiempo y España caía y se quedaba fuera de las medallas. Así que esa España de Mario Pesquera está hoy olvidada en beneficio del ciclo victorioso del 2006 al 2012. Pero seguramente las frustraciones y alegrías del 2000 al 2005 labraron el carácter de la España de Saitama y las posteriores. Y negar un espacio de honor a Pepu como hoy hacen algunos y algunos medios es una memez.
Los héroes de Saitama han ido desapareciendo en algunos casos. Jiménez y Garbajosa ya están retirados, Mumbrú renunció a la selección, Cabezas y Berni dejaron de ser convocados. Pepu fue destituido en mayo del 2008 en medio de un turbulento choque con la FEB. Pero su nombre es indisociable del oro de Japón.
