Para cualquier buen aficionado al baloncesto el Joventut del periodo 1988-1994 es un recuerdo imborrable. Ganó y perdió una final de Euroliga, conquistó dos ligas ACB y perdió alguna final más, no pudo con la Copa y cayó en la final de la Recopa, aunque sí logró una Copa Korac, Eran otros tiempos, las competiciones europeas tenían un valor que ahora no tienen. Pero sobre todo queda el recuerdo de los Montero, Margall, Villacampa, los Jofresa, Ruf, Morales, Ferrán Martínez, Pressley, Corny Thompson, Crespo…
Con él retomamos nuestra sección ‘Qué fue de…’. Hemos aprovechado el verano para hablar con más ex jugadores ACB y en las próximas semanas los iremos presentando. Nuestro colaborador Mariano Galindo nos trae hoy a este ex pívot verdinegro y de la selección.
Ruf: “Durante un tiempo, me daba vergüenza ver aquella final del Open McDonald’s”
Nada se acaba en el baloncesto. Ruf, que nunca fue una estrella al uso (aunque llegó a ser internacional absoluto con España en siete ocasiones) pero al que tampoco le fue mal, vive alejado del baloncesto, si bien últimamente y a través de su hijo, se ha reenganchado al deporte que le dio notoriedad.
¿Qué fue de Carlos Ruf?
Pues como ves, sigo vivo (risas). Acabé en 2003, en la EBA y me puse a trabajar un año en una empresa de productos químicos, ya que había estudiado durante dos años empresariales. Todo cambia, porque te has dedicado tanto tiempo al deporte, que lo que emprendas alejado de este ámbito es totalmente nuevo. Empiezas una vida diferente, con otro ritmo. Yo tuve dos hijos y te metes en otro ritmo. Después de la empresa de productos químicos, estuve en una que se dedicaba a la construcción de piscinas para viviendas (entre otras, la de Víctor Valdés). Como soy una persona sociable, me fue bien a la hora de encontrar clientes. Pero empezaba la crisis y entonces ya sabes, tema de vivienda, poco negocio. Lo vi a tiempo y me empleé en una compañía de distribución de materiales higiénicos, de comercial. Y aquí sigo.
No te ha ido mal, entonces
A ver, tengo casa, un coche. Lo normal, supongo. No gané dinero como para retirarme y vivir de ello. No era un Epi o un Gasol, pero eso no me hizo infeliz. Triunfar no es ser siempre el mejor, sino ser feliz con lo que haces y yo lo era.
¿Siempre? ¿Nunca jugar al basket se trató de un trabajo para ti?
Sí, el último año en activo lo dejé de ver como un juego, que es lo que nunca debería dejar de ser el basket.. Y ahí es cuando decidí dejarlo, por la puerta de atrás, en el sentido de que ni hice rueda de prensa ni le di bombo. Tampoco creo que fuera necesario porque como te digo, no fui una estrella. Pero eso tiene sus ventajas, como que por ejemplo a ti no se acerca nadie por interés económico. La gente que estuvo a mi lado era porque le interesaba yo como persona, porque no gané demasiado dinero.
¿Cuál es tu peor recuerdo como jugador?
La lesión de rodilla, en 1996. Sin duda, por lo que supuso y por lo que vi entonces. Me acababa de casar y me vino esto. Fue muy duro porque el Girona, con el que había jugador desde el 92 no me trató nada bien. Me tuve que pagar yo la operación, volví a casa a recuperarme. Pero apareció el Sant Josep, el vinculado en EBA del Joventut, el club donde yo ingresé a los 12 años y donde conseguí mis mejores logros. Me puse con ellos, en un equipo donde estaba jóvenes como Oliver, Grimau. De una mala experiencia saqué esta buena.
O sea que tu peor momento no fue aquel fallo en el Open McDonald’s
Para nada. Es que en ese instante pues no fue para tanto. Ni hice el tiro que pudo darnos el éxito pensando en la importancia del lanzamiento. Era 1991, un concepto diferente de baloncesto, estábamos en la final contra Los Ángeles Lakers. Para mí estaba genial todo eso, porque pasaba de ver por la tele a Magic a medirme a él. Y creo que jugamos un buen partido y perdimos por dos puntos, pero te digo que tampoco fui consciente de lo que acababa de pasar. Sí que me acuerdo de que ellos en ese partido no estuvieron muy finos y nosotros, el Joventut, hicimos un gran duelo. Cuando todo amainó un poco y se sucedían los meses digamos, que durante un tiempo, me daba vergüenza ver aquella final del Open McDonald’s. No sabría explicarte bien las razones.
¿Y el mejor recuerdo?
¿Echas de menos todo aquello?
Estoy reenganchándome de nuevo al baloncesto, aunque tengo otras aficiones. Siempre he sido muy friqui y desde los 18 años ando tocando la guitarra y la armónica. Ahora esos instrumentos los pongo a disposición de un grupo que he hecho con unos amiguetes, ‘El Gran Manel’, tenemos hasta un disco y todo. Pero te decía que me he reenganchado al basket y ha sido a través de mi hijo, que veremos dónde acaba y también juego alguna pachanga con los veteranos. (Ruf reflexiona y gira de nuevo el tema). Pero ¿sabes?, ahora todo es complicado, porque yo estuve en los mejores años de Badalona, del Joventut, tanto deportivo como económicos y eso no volverá jamás.
Mariano Galindo