No me parece una norma muy afortunada, pero la existe y se supone que hay que cumplirla. Un entrenador que dirige un club de la ACB no puede ser seleccionador, ni en España ni en el extranjero. Pues bien, ahí ha estado todo el verano Jasmin Repesa yendo y viniendo a Málaga para estar al tanto de cuando sucedía en el Unicaja. Para fichar, descartar, hacer renovaciones, pedir nuevos nombres cuando se caía alguno que quería…
Y no será que se haya hecho sin publicidad. Cada vez que aparecía por Málaga, la propia web del Unicaja lo publicitaba y publicaba fotos de Repesa con el presidente, el director deportivo, en el Carpena y hasta en el despacho que le han asignado.
Ya sé que se dirá que oficialmente no ha firmado. Puede que hasta sea cierto. ‘Sólo’ tiene un contrato privado, se dirá. Pero hasta los bebés recién nacidos saben que el croata es el técnico del club malagueño.
¿Qué ha hecho la Asociación de Entrenadores del señor Gavaldá? Pues el ridículo más absoluto. Ni ha abierto la boca. Lamentable.
¿Y la propia ACB? Pues un ridículo más a su larga lista, pero como la ACB es el ridículo continuo y la chapuza como única ley a cumplir. Pues también callada.
Y hace cuatro meses cuando Jaume Ponsarnau fue nombrado seleccionador sub 18, no se permitió y hasta hubo una nota aclaratoria de la ACB. Seleccionador sub 18, una edad donde los chavales se pueden beneficiar de un entrenador de primer nivel. Un cargo donde el técnico manresano no puede perjudicar ni beneficiar a ningún club o jugador ACB, que era el motivo por el que algunos presidentes promovieron el veto a la simultaneidad de cargos hace más de una década.
Si ya con Aíto se miró hacia otro lado, con Repesa ha sido sencillamente escandaloso.
Y da igual que el club sea Unicaja o el Puertollano, eso es lo de menos.