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Perdido en su laberinto y a oscuras, el nuevo Barça no se encuentra: ¿qué le pasa a su juego?

Pese a mantenerse invicto en la Liga, es evidente que el Barcelona no ha brillado en las cuatro jornadas disputadas. Perfectamente podría llevar dos derrotas, ayer en casa y hace dos semanas en Badalona remontó 12 puntos en los cuatro últimos minutos tras ir todo el partido perdiendo. Incluso en la jornada inaugural frente al Valencia pudo caer.

En la Euroliga la situación es peor sin ser aún grave… salvo derrota esta semana contra el CSKA. El Barça ha ganado un partido y perdido dos, siendo grave el traspiés en el Palau frente al Nanterre. Juega de nuevo en casa contra los rusos y si perdiera, estaría 1-3 después de cuatro jornadas. Es decir que para pasar al Top 16 necesitaría ganar 5 de las 6 últimos choques teniendo que visitar al conjunto moscovita y al Partizan en un Pionir que ya le ha dado muchos problemas otros años.

Por tanto, dejando dudas en la Liga, donde ha sumado tres triunfos agónicos, como lo fue el alcanzado frente al citado Partizan, y sin mucho margen de error en la Euroliga, el Barça vive un complicado inicio de curso.

Como le sucedió la pasada temporada, con muchas derrotas en la ACB en la primera vuelta y llegando justito a la Copa del Rey, el problema parece otra vez de juego, de concepción del juego, no de calidad de la plantilla. Nadie sensato dudaría de la calidad de un plantel de 14 jugadores aunque en realidad hasta ahora se haya usado a 12 puesto que Lorbek y Oleson aún no debutaron por sendas lesiones.

Pero eso no puede ser excusa, como tampoco lo sería que Navarro no esté aún a su mejor nivel al regresar, a su vez, de una lesión. No, los problemas son intrínsecos al juego, no a la plantilla. El conjuto azulgrana se ha perdido en su propio laberinto. Es sabido que Xavi Pascual construye sus equipos desde un juego ordenado y a partir de la defensa. No le gusta en ataque un juego libre o por conceptos sino elaborado partiendo de montones de sistemas y movimientos que se van mecanizando según avanza la temporada.

Por ello necesitan tiempo. Y más con media plantilla nueva. Si se le une el hecho de que algunos jugadores como Nachbar o Sada están lejos de su mejor forma y que Pullen no ha llegado siquiera a empezar a entender en qué club está, pues la rotación se acorta. Cuando los lanzamientos exteriores no entran o el rival niega determinados sistemas, el equipo se queda a oscuras.

Precisamente, da la sensación de que este Barça necesita precisamente no sujetarse a ningún sistema, a nada preconcebido, a ninguna pizarra. Necesita galopar libre, jugar alegre y no encorsetado, no tener miedo a correr e improvisar, no tener miedo a fallar… un poco lo que se vio el domingo en el último cuarto frente al Gipuzkoa. Tirar de talento y de los mejores para remontar y ganar… no sólo a base de defensa sino privilegiando el ataque.

Enamorar por jugar a 90 puntos sin miedo, en definitiva.

Tiempo habrá de ir corrigiendo aspectos puntuales como la irregularidad en defensa, con poco balones robados para lo que venía siendo habitual, con cierta debilidad en el rebote y pocos rechaces capturados en ataque, y los problemas en el tiro de tres. No parece normal que el Barcelona sea el penúltimo de la ACB en acierto desde el triple con apenas un 26 por ciento de acierto, algo que ya pasó la anterior temporada en la primera vuelta, porcentaje que luego subió mucho.

Pascual no pierde la calma: «Nuestra temporada lleva un guión normal de un equipo que está en crecimiento». Además, cree que «al equipo todavía le falta encontrar la seguridad y su personalidad».

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