Nikola Mirotic por fin se ha mojado para estar con la selección española. Pero da la sensación de que lo ha hecho tarde.
Muy, muy tarde.
Hasta ahora no se había pronunciado con rotundidad, da la sensación de porque estaba mal asesorado y más pendiente de su futuro en la NBA que de la selección. Y la presencia como competencia de otra estrella, Ibaka, le servía de coartada perfecta.
El sábado Mirotic fue claro:
«Quiero jugar con España. Lo que no quiero es que nadie dude de mí. Espero que públicamente la Federación Española diga si quiere que juegue Ibaka o yo».
El discurso de que se sentía ‘segundo plato’ a ojos de la Federación y que Ibaka era el elegido para el Mundial de este año está muy bien como autojustificación. Pero para adelantar a Ibaka Mirotic tenía que haberse mojado el pasado verano. Haber jugado por España y haber ganado galones para ser el elegido este año en la Copa del Mundo. A fin de cuentas, con los hermanos Gasol disponibles Ibaka es menos necesario bajos los aros y con Mirotic siendo una estrella de la Euroliga y del Real Madrid, su presencia sería comprensible y aportaría cosas distintas al juego interior.
Pero Mirotic tiene la NBA entre ceja y ceja. Y todo no se puede abarcar: ir a la liga estadounidense fortalecido física y mentalmente, ser el mejor de la Euroliga y estar con España. Todo no se podía hacer. Así que su elección fue descansar 3 meses el pasado verano para trabajar en su cuerpo y tiro pensando en el salto a Chicago Bulls, algo de lo que se beneficiaba este curso el Madrid porque es evidente su mejoría muscular y capacidad para mejorar cerca del aro sin perder su buena muñeca.
Nadie se ha mojado por Mirotic como Orenga para que estuviera con España, de ahí la decepción que se llevó el seleccionador con el hispano-montenegrino el pasado verano cuando no movió un dedo para ir al Eurobasket pese a las bajas de Pau e Ibaka.
La FEB lleva dos años intentando que la FIBA distinga entre los estadounidenses nacionalizados vía express para reforzar selecciones como Carroll, Draper o McCalebb y aquellos nacionalizados por formación y larga presencia en un país de acogida, caso de Mirotic. Pero José Luis Sáez admite que «FIBA no es partidaria. Próximamente habrá un congreso en el que se podrán debatir algunos cambios estatutarios y es un tema que nosotros tenemos encima de la mesa con todos los argumentos jurídicos necesarios. Las perspectivas no son favorables a nuestros intereses, pero hay que seguir insistiendo».