La ACB aprobó en su última asamblea hace dos semanas solicitar medidas cautelares para dejar sin efecto la resolución de la Comisión de la Competencia que puso en solfa el canon de ascenso desde la LEB y el Fondo de Descensos. Son dos cuotas que abona todo club que asciende y nunca había estado antes en la ACB.
Competencia las consideró discriminatorias y a eso se aferran estas semanas los equipos que ascienden o aspiran a ello. Pero la ACB ha pedido al juez que de forma cautelar se deje en suspenso esa resolución mientras la Audiencia Nacional estudia el recurso que, igualmente, se va a presentar. Se presupone que se concederán esas medidas cautelares porque siempre se hace así. Por tanto, los ascensos este verano serían bajo las mismas condiciones económicas de la última década, cuando muy pocos equipos de la LEB han subido porque la mayoría no pudieron pagar.
La ACB defiende así su autonomía normativa. Eso hay que entenderlo. También que las cifras exigidas son muy altas. Las sucesivas reuniones de ACB, CSD y Federación Española no han desatascado esta crisis y las medidas cautelares agravan el lío.
Como consecuencia inmediata, Gipuzkoa Basket, ya ascendido y el ganador del playoff entre Burgos y Palencia, no subirán pues ya han dicho que sólo lo harían bajo lo establecido por Competencia: sin abonar canon y Fondo de Descenso.
También el Consejo Superior de Deportes apoya esto pues quiere que haya ascensos y descensos. Pero la ACB y sus clubs defienden que debe haber algún canon o cuota para ingresar en la mejor liga de Europa. Así ha sido los últimos 25 años y ahora vuelve a haber buenos ingresos en la competición y, por tanto, retorno a las cuentas de los clubs por los beneficios.
En unas jornadas sobre el marco jurídico del deporte, Francisco Roca dijo que “cualquier club” no puede ascender a una liga profesional, especialmente cuando las segundas divisiones están “muy alejadas” en lo deportivo y lo económico. «Hay una cosa que sé que suena antipática», expuso Roca, «pero a mí no me parece que cualquier club pueda subir a una liga profesional, y cuando las segundas divisiones están muy alejadas de la primera, como lamentablemente pasa en nuestro caso, causa enormes problemas ese tránsito de ascenso y descenso».
Es decir, ascender es caro al tenerse que pagar unos 6 millones de canon y Fondo de Descensos (éste, 1’9 millones, se recupera en caso de descender). Pero también hay ingresos de la competición. Como concesión, la ACB estaba dispuesto a reducir mucho esa cifra pero manteniendo ambas cuotas.
Tras la reunión de este jueves entre las tres partes habrá otra el lunes. Esto posterga la asamblea de la ACB del día 12 donde se iba a estudiar la situación, pero se hará de forma inmediata en todo caso. El CSD, mediador en teoría, ha complicado el embrollo con su insistencia en que suba el Palencia. Lo logró en la pista el pasado año pero no ascendió porque no tenía esos 6 millones ni voluntad de conseguirlos. Pidió un ‘ascenso en diferido’, como el Melilla, pero la ACB y la FEB no lo pactaron.
Sin embargo, el CSD propone una liga esta próxima temporada de 18 equipos con Gipuzkoa, Burgos y Palencia, que además está haciendo obras en su pabellón para poder estar en la ACB convencido de ese apoyo del CSD. Esto haría que descendieran Manresa y Betis, los dos últimas la pasada liga. Pero si se conceden las medidas cautelares, esos tres ascensos no se darían.
Además, el CSD propone que en la campaña 2018-19 la liga fuera de 16 equipos para contentar a los de la Euroliga, que así verían su calendario aligerado. Para bajar de 18 equipos a 16 y que se respetaran los dos ascensos desde la LEB que defiende la Federación Española, tendría que haber cuatro descensos en la próxima liga Endesa. Algo imposible de aprobar. Se habló entonces de tres y un ascenso y varios equipos LEB no lo aceptaron en su reunión de este martes, así que no quedó definido.
Demasiado lío y demasiados intereses contrapuestos como para ver una solución a corto plazo.

