La reunión de ayer entre la FIBA y la Euroliga, representada por cuatro clubs, y sus dirigentes fue amistosa pero no hubo ningún acuerdo tangible. Simplemente hubo un buen clima, acercamiento tras 15 años en los que la Euroliga y la Federación Internacional han vivido de espaldas unos de otros y voluntad de seguir reuniéndose para encontrar algún punto de acuerdo.
Como se sabe, la FIBA lleva desde hace medio año intentando convencer a los clubs para estar de nuevo bajo su paraguas y organizar un nueva liga europea con más dinero y mayor proyección. De paso, al estar la FIBA al mando de todo el calendario, se facilitaría que las fechas cuadraran mejor y hubiera sin problemas espacio para partidos de selecciones durante la temporada de clubs.
Es decir, que las ligas nacionales y la Euroliga pararan tres veces sus torneos para que se disputen los partidos clasificatorios de selecciones, como pasa en el fútbol. Las famosas ‘ventanas’ que van a introducirse en noviembre del 2017.
Aunque los 8 clubs del continente más potentes en términos económicos tengan su presencia garantizada, no están dispuestos a irse con la FIBA sólo por más dinero. La Federación ofrece 30 millones anuales y la Euroliga no llega nia 10 millones en premios.
Clubs que gastan entre 28 y 45 millones anualmente como el Madrid, el Barcelona, el CSKA o el Fenerbahce no se mueven por uno o dos millones más al año. Quieren más y una competición que no esté controlada por la FIBA.
Por eso la Federación Internacional ofreció ayer que el nuevo torneo esté dirigido al 50 por ciento tanto por la propia FIBA como por los clubs. El documento de trabajo de ayer está siendo estudiado ahora por los clubs y en próximas semanas habrá nuevas reuniones para seguir dialogando.