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Los nuevos gestores del Bilbao Basket resuelven los pagarés sin cobrar con un aval bancario y político, pero el problema de fondo persiste

Un mes. Un mes de los muchos que se les adeuda es lo que van a cobrar este viernes los jugadores del Bilbao Basket. Algo que no resuelve los problemas de fondo porque hay que pagar el resto de la temporada. Permitiendo que los cheques que debían ser abonados el miércoles sean al fin cobrados calmas esta semana a la plantilla, pero en las próximas tendrá que haber un proyecto, una estrategia empresarial para sostener al club vizcaíno.

De lo contrario el proyecto de basket en Bilbao morirá tras 14 años de éxito.

Esos cheques podrán cobrarse gracias a un aval bancario por medio millón de euros que va a conceder Kutxabank, según se supo este mediodía. El banco que agrupa a las anteriores tres cajas de ahorros provinciales del País Vasco. Es decir, una Kutxabank donde la influencia de los políticos es grande y la del PNV, enorme. De hecho, este partido se movilizó ayer al máximo ante el terremoto que supuso la noticia de que los jugadores no cobrarían pese a las promesas de hace un mes, lo que les llevó a anunciar medidas extremas a partir de este viernes.

El PNV quería que el PSE también se ‘mojara’ y al final lo ha logrado cuando ayer socialistas y populares lo descartaron. Así lo ha confirmado este mediodía un portavoz en Radio Bilbao: «Siempre hemos estado a favor de que el Bilbao Basket sea un proyecto sólido y de que se quede en la ciudad. Hemos manifestado claramente que estaremos detrás de la solución de este aval que necesita el club de medio millón de euros a través de los consejeros en Kutxabank, como entiendo que harán otros partidos. La temporada al final llegará a buen término porque las tensiones de la tesorería actual se despejarán».

Lo que no ha dicho es cómo. No había un euro en caja y tuvo que llegar este aval. No hay patrocinador ni se atisba, las instituciones no quieren poner más subvenciones públicas tras el escándalo de los 5,2 millones dados hace justo un año para tapar ya entonces los cuantiososo agujeros existentes, tanto con la plantilla como con la Hacienda pública.

El panorama es negro y la salida de Gorka Arrinda de momento no se ha traducido en una mejora especial ni en la existencia de un proyecto estratégico sostenible para un club que deberá readecuarse si sigue viviendo: de alternativa de poder a tener un presupuesto mínimo y luchar por mantener la categoría.

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