Así que uno de los primeros pasos que se quiere dar es realizar una due diligence, un informe que es más completo que una auditoría yque se hará a través de una empresa externa que revele la radiografía de los gastos de estos años y qué partidas son más claramente reducibles. Los clubs son conocedores de gastos que chirrían mucho y que engordan el capítulo de gastos en época de crisis y contención.
Varios presidentes están molestos con el uso de las visas oro en cenas y copas, con los hoteles cinco estrellas, con las suites de alto coste en esos establecimientos, con que se alquilen suites dobles no sólo para el miembro de la ACB sino también para esposa/maridos e hijos…
Este es el origen de este movimiento revolucionario para transformar la ACB. Los clubs quieren las riendas de este ente y que su nueva cúpula directiva trabaje bajo las directrices que emanen de los clubs, organizados a través de una comisión ejecutiva formada por ocho de ellos.
Son los cuatro grandes en cuanto a presupuesto, Barcelona, Real Madrid, Unicaja y Caja Laboral, más otros cuatro elegidos en una votación la semana pasada, Bilbao, Valladolid, Lagun Aro y Power Valencia.
Pero la mayoría de los 14 presidentes alineados juntos frente a Portela más un quinceavo que puede llegar pronto quieren que el protagonismo se reparta entre los 18 miembros de la ACB. Es decir, que en las distintas comisiones que se van a formar para cambiar los estatutos de la ACB, para renegociar el contrato televisivo, para la explotación comercial de la liga, para el nuevo sistema de competición, etc estén tres o cuatro presidentes de forma que trabajen los 18 clubs.
La comisión ejecutiva de ocho se reunirá una vez por semana para evaluar los trabajos y todo lo que surja y transmitir órdenes al nuevo director general, que se nombrará en las próximas semanas y que actuará a instancia de los clubs, no con la independencia del anterior, un Josep Senespleda al que los clubs echaron al iniciar esta revolución hace ocho días.