Pero que nadie se engañe, el trasfondo que se persigue es reducir el número de equipos en la ACB. Que de 18 queden 16, tal vez 15 y si fueran 14, a los seis o siete más fuertes y de más presupuesto no les va a importar. Al nuevo director general de la ACB, Albert ‘Beto’ Agustí, no le parece malo pasar a una competición de 16 equipos. Él mismo defendió esto como algo bueno para hacer más interesante la Liga.
La revolución iniciada por una serie de clubs hace un año y pico y que el pasado abril llevó a que los clubs se hicieran con las riendas de la ACB siempre tuvo como uno de sus objetivos ir poco a poco hacia una reducción de equipos en la Liga. Para hacer más llevadero el calendario de los que juegan Euroliga, para repartir más dinero entre menos… y para acabar con aquellos clubs totalmente agujereados.
Se desea establecer que los clubs con impagos sistemáticos a sus propios jugadores y que no cumplen con Hacienda y Seguridad Social no sean inscritos. Además, se quiere imponer también unos parámetros que hagan muy difícil el ascenso desde la LEB, ya casi imposible actualmente para los más interesados, que deben pensar en un desembolso de 10 millones entre canon, fondo de ascensos y descensos, conversión a Sociedad Anónima y presupuesto de unos 3 millones.