Así se ganan los contratos, o mejor dicho, unos mejores contratos porque dejando de ser extracomunitarios, cobran más. Hay que señalar otra vez que en la mayoría de los casos no hay fraude. Pero hay que dejar también claro que en unas cuantas ocasiones sí. Se buscan pasaporte comunitarios de forma oscura. Se paga por ellos.
La ACB, la Asociación de Jugadores y la Federación Española, que en última instancia tramita la ficha, deben ponerse estrictos con este asunto. Porque ya huele. Y como se confirme un caso que hemos conocido de un estadounidense con muchos pretendientes que puede obtener un pasaporte muy curioso nos vamos a reír todos mucho.
Ahí estaba el pasaporte falso de Taquan Dean hace un par de años. Cantaba mucho y se tapó. Omar Thomas, uno de los mejores anotadores de la Lega italiana, fue retenido hace unos días por la policía por intentar coger un vuelo enseñando una documentación eslovena que llamó la atención de los agentes de seguridad del aeropuerto de Roma.
Así de claro. Se compran pasaportes. Lo reconocen los agentes y los clubs. Ni Calloway había pisado Bulgaria el verano pasado hasta que ‘le ofrecieron’ jugar con ellos ni Spencer Nelson debía tener pasaporte de Azerbayan. Pero lo obtuvo y le valió para fichar por el Gran Canaria. Que también tiene a Nelson y Green como americanos con doble nacionalidad.
Que los clubs llaman y preguntan por si determinado jugador puede obtener un pasaporte comunitario es una realidad que nadie oculta. Se ha dicho estas últimas semanas de Fitch (Unicaja), de Judson Wallace, que con pasaporte podía fichar por Unicaja o Barcelona y sin él, pues no. De Carroll, que no se presenta con el Madrid aún a la espera de si alguna federación de Europa del este se lo proporiciona.
Pero lo lógico es que al menos entrenen con el grupo un verano para aumentar el nivel del grupo y que participen en algún campeonato. Ya ni eso. Simplemente un día se anuncia que no se qué jugador llega con pasaporte comunitario y ya está. Georgia, Macedonia, Polonia, Bulgaria, Montenegro, Bosnia son federaciones muy activas en este sentido, con Rusia y Azerbayan también siguiendo su estela.
De Bremer a Cook, de McCalebb a Domercant, de Hosley a Kelati, de Green a Bramos, de Logan a Douby, de Rowland, nuevo base del Unicaja a Jaaber, otro ‘uno’ que perseguía la entidad malagueña. La ACB, Italia, Turquía y Grecia son los que acaparan luego estos jugadores.
Esto es lo que escribimos en esta web el pasado septiembre y sigue siendo válido diez meses después:
Lo cuenta un agente: “Un día recibes una llamada de una federación pequeña, te dicen que quieren elevar el nivel de su selección, que pueden conseguirte un pasaporte para un jugador tuyo estadounidense, si tienes alguno dispuesto a ello… y luego ya juega como comunitario y deja libre una plaza de extracomunitario”. Otro matiza: “Ojo, que no tienen por qué ser casos ilegales, yo tengo varios jugadores así y hemos hecho los trámites correctamente”. En cambio, un entrenador ACB se escandaliza: “¿Cuándo había pisado Calloway Bulgaria para tener ese pasaporte? Su rumorea que han pagado por él”.
Un director deportivo de un modesto club de la ACB cuenta que “en abril y mayo los agentes te llegan con su catálogo de jugadores y te dicen que fulanito o menganito están tramitando un pasaporte con no se cuál país y que será comunitario. O sea, que vale cuarenta mil, cincuenta mil, ochenta mil, depende de quién sea, euros más”. ¿Recuerdan hace tres años el ‘caso Mickeal’, con el alero entonces en el Caja Laboral a punto de obtener un fraudulento pasaporte búlgaro?. Saltó el escándalo y todo se tapó rápidamente porque el oprobio cubría a la ACB si se profundizaba en este tema.