En febrero Tomic comentó en varias entrevistas que ir a la NBA era para él en estos momentos «la última oportunidad» de poder jugar en la mejor liga del mundo. En marzo, cuando recibió la visita del General Manager de los Rockets, Llull también pensó que ir a Estados Unidos era el paso siguiente de su carrera. Cuando ganó la Euroliga en mayo, pues empezó a valorarlo seriamente. Así lo confirman varias personas de su entorno.
Pero a la hora de la verdad ni Tomic tuvo una gran propuesta de Utah Jazz, dueña de sus derechos en la NBA, ni la franquicia de Houston se la hizo a Llull. Así que ambos optaron por renovar por Barcelona y Real Madrid, respectivamente. Serán dos de las pocas estrellas que quedan en Europa y dos de los jugadores mejor pagados.
Ellos son titulares y con un gran estatus en sus equipos, es lógico que otros más jóvenes como Bjelica, Bogdanovic el año pasado o jugadores en puestos altos del draft como Hezonja ahora o Saric el próximo curso sí piensen en la NBA.
Según nos cuenta, los Jazz ofrecían a Tomic alrededor de 1,8 millones de dólares por temporada. Es un equipo en el que ya hay juego interior y con el francés Gobert triunfando en los últimos meses como para pensar que el croata tendría un rol importante. Su salario no lo sería y con un salario bajo, en la NBA se te considera uno de los últimos del banquillo.
A Llull le hablaron en marzo de que podrían llegar a 18 millones de dólares por 3 temporadas. A la hora de la verdad, eran unos 14, menos de 5 al año, un poco la cifra que firmó Papanikolaou el pasado verano cuando se lo llevaron del Barça. Pero la cláusula del griego era de 1,5 millones de euros y le compensaba.
La de Llull es de 5 millones de euros. De los 13 que le daban cambiando de moneda si restas 5, te quedan 8 en tres años. Lo mismo que cobrará en el Madrid de media anual pero con un contrato largo hasta el 2021 si no hay cambios en la fecha de última hora. Y sabiéndose querido y respetado.
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