Las dos finales perdidas en Euroliga y ACB ponen a Laso al borde del precipicio: Katsikaris es el favorito

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Desde hace semanas Pablo Laso sabía que si perdían la final de la Liga Endesa su continuidad pendía de un hilo. El club se da ahora un periodo de reflexión para tomar decisiones. Le queda contrato por dos temporadas más, pero eso no le sostiene a día de hoy. El juego de su equipo ha rozado la excelencia los dos últimos años, sí, pero el palmarés de sus tres temporadas en cuanto a los tres títulos importantes de cada curso se reduce a dos Copas y una Liga. Es decir, tres trofeos de los nueve disputados.

Sobra decir que si hubiera ganado cualquiera de las dos finales de Euroliga disputadas, Laso gozaría de una posición muchísimo más fuerte dentro del club. Pocos podrán discutir de forma sensata su aportación a este deporte tan alicaído en tiempos recientes. Ni cómo el juego de su equipo ha recibido una catarata de epítetos generosos estos años. Aquí y en toda Europa.

Pero en el Madrid no te sostienen sólo el juego, los aplausos o los resultados. El balance se mide sobre todo en trofeos para las vitrinas y para el palmarés. Para alimentar la leyenda blanca.

Y ahí es donde Laso se lleva una buena parte de las culpas. No la sección ni sus dirigentes. Ni los jugadores, con varios mal o muy mal en los últimos tiempos. Empezando por el muy, muy, muy decepcionante Mirotic, al que sus palmeros salvan la cara a costar de pintársela a Laso. Ya lo vimos en el artículo de un bloguero hace unos días. Por mucha confianza que digas que te quita tu entrenador, es cuestión tuya recuperarla haciendo bien tu trabajo. Como hizo el Chacho hace dos años cuando ya estaba fichado Draper y el base canario a punto de ser despedido.

Otros dos aspectos a considerar de este curso son los fichajes de Mejri y Bourousis, que no dieron todo lo que se esperaba de ellos por unas causas u otras, con el tunecino ninguneado toda la temporada, y el cambio de Suárez por Dani Diez, un auténtico despropósito. Eso es jugar con 10, de los que luego Draper y Slaughter apenas tenían relevancia. Quedan 8, se lesionó Carroll, luego Mirotic se hundió…

Los dirigentes de la sección no supieron reforzar el equipo esta primavera ante las lesiones de Draper y Carroll y no se hicieron fuentes ante una directiva que gasta en comisiones para traer a algunos futbolistas el doble de lo que cobra el mejor pagado del equipo de basket, Rudy Fernández, y racanean en el basket.

Ahí Laso no supo levantar la voz y tragó. Encima cometió el error de seguir queriendo ganar cada partido semana a semana sin relajación alguna hasta que su equipo se fue fundiendo físicamente primero y mentalmente después. Ese después sucedió tras la debacle en Milán en la Final Four. Ahí ya no supo tocar la fibra sensible del vestuario y recuperarlos para la causa. Es más, fue perdiendo adeptos y también el aprecio y la fe de su plantilla en él como entrenador.

Ahora es previsible que se vaya. Fotis Katsikaris es el mejor colocado para sucederle en tal caso. Ya pudo llegar al Madrid hace unos años, cuando disputó la final liguera con el Bilbao Basket y eliminó precisamente al Madrid. Entonces el club bilbaíno no le dejó irse al tener contrato.

Ahora el griego está libre y estos días ha rechazados las ofertas del Unics Kazan y el Darussafka turco al saber que estaba en la terna de favoritos para suplir a Laso en caso de despido. Como también es seleccionador de su país, hasta el 15 de septiembre no dirigiría al Madrid si fuera contratado.

La otra opción que se baraja en la sección es Pedro Martínez, un técnico curtido cuyo valedor es Alberto Herreros.

GlobalSun

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