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La triste constatación de que la Euroliga y Bertomeu privilegian el mérito económico antes que el deportivo

¿Cómo mejorar una competición deportiva donde su máximo dirigente prefiere tener participando al Armani Milano como invitado, aunque no gane títulos y porque da audiencia en televisión, en vez de al Montepaschi Siena con siete Legas seguidas en su palmarés?

Lo dijo Jordi Bertomeu hace menos de tres semanas y lo ha vuelto a hacer hoy. Dice que no se le interpretó bien pero lejos de evitar el menosprecio que hizo al Montepaschi Siena o de pedir perdón, lo repite. Esto ha dicho el presidente ejecutivo de la Euroliga: «En Siena, con el proyecto más grande y fuerte del baloncesto italiano, siete años seguidos como campeón, algo que no había hecho nadie antes, sus audiencias eran tan pobres que las del Cantú resultaban muy superiores. Y las del Milán, sin grandes resultados deportivos, eran seis veces más elevadas». Pero que nadie piense que al Armani le ven dos millones de personas, no. Ni mucho menos.

Por tanto, no se apoya al club pequeño que crece y se hace campeón de forma inesperada, ganándose así en la cancha el derecho a jugar la Euroliga. No, es mejor la fórmula milanesa, como somos una ciudad grande y por ello tenemos más seguidores, que nos inviten a disputarla pese a no ganar la Lega ¡desde 1996!. El que mueve mucha ‘pasta’ es el importante. A quién puede extrañarle pues que la polémica arbitral rodeara el pase en cuartos de final del CSKA el año pasado ante el Baskonia y hace dos frente al Bilbao Basket.

Hay más ejemplos. Para un año que el Maccabi no gana la liga israelí de forma aplastante como suele, al campeón hebreo se le manda a la Eurocup. Que el Unicaja es noveno en España, no pasa nada. Y el pasado verano han dado una invitación a un cuartofinalista de la liga alemana como el Bayern Munich. Y hace tres años se la dio -y para dos años- al Armani Milano cuando fue también cuartofinalista en la Lega, misma posición que tuvo el pasado mayo, pero se le mantiene en la Euroliga.

Hay otra frase hoy en el As de Bertomeu muy buena: «Desde Valencia, Jerusalén y París me dicen que, si juegan la Euroliga, podrán invertir diez-doce millones. Y yo les digo: ‘cuando seáis suficientemente buenos, tendréis la licencia’. Pues el Bayern eso, cuartofinalista, no ha ganado nada ni tiene tradición ni nada parecido. Y gasta esos 10 millones que otros también pueden manejar… pero los alemanes ya han sido invitados. Él mismo lo dice: «Nosotros invitamos al Bayern de Múnich nada más ascender a primera división».

Pero no es el único tema en el que hay mentiras y contradicciones. Es conocido que en el 2010 se exigió «que los equipos que tienen licencia A deben jugar en pabellones de al menos 10.000 espectadores». No lo cumplieron ni CSKA, ni Montepaschi ni Barcelona. Pero en el 2012, indicó Bertomeu que «les damos una moratoria hasta el 2014 por los proyectos que nos han presentado. En el caso del Barça, hay una idea de construir un nuevo estadio y eso afecta al Palau». Pues bien, el CSKA ahí sigue, en un pabellón para menos de 5.000 personas y el nuevo Palau no estará antes del 2019.

En cuanto a la situación económica de distintos participantes de la Euroliga, con clubs arruinados y otros que viven de un multimillonario, caso del CSKA y las dos potencias griegas, Panathinaikos y Olympiacos, Bertomeu dice ahora: «Lo que queremos es establecer unos mecanismos, unos parámetros que determinen qué se puede destinar y a qué partidas. Un máximo para el salario de los jugadores, un máximo de contribución del propietario, un máximo de pérdidas que si superas deberás capitalizar en un determinado tiempo o te irás fuera. Parámetros ya aprobados que entrarán en vigor en la campaña 2016-17. Los clubes tienen ese tiempo para prepararse».

Pero ¿cómo creerle si en el 2012 dijo en distintas entrevistas algo ya parecido tras la debacle y ruina de uno de sus clubs, el Maroussi griego? «A nuestro nivel tenemos unas normas contables que serán más estrictas el próximo año, y lo anuncio aquí, porque vamos a poner mayores exigencias de control económico». Pues ya vemos Bertomeu cómo fueron las cosas en la temporada 2012-13: el Khimki se declaró en huelga a mitad temporada por no cobrar, como tampoco lo hacían en el Zalgiris. Igualmente el Cibona y el Partizan estuvieron a punto de desaparecer por sus altísimas deudas e impagos. Lo mismo el Asecco Prokom polaco.

¿Dónde están esos controles financieros? Porque al comienzo de la Euroliga del pasado curso, en octubre, Bertomeu declaró que «vamos a trabajar en el capítulo económico de forma muy seria. Si vemos a un equipo que no está en condiciones de asumir los compromisos que supone jugar en Europa, pues ese equipo no lo hará».

Y todavía se permite el lujo hoy el tal Bertomeu de «sospechar» que no funcionan los controles en la ACB viendo la situación del Valladolid, que es idéntica a la de todos esos clubs de la Euroliga citados.

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