A lo largo del siglo XX, Italia acumuló 12 Euroligas, 14 Recopas y 10 Korac, además de 10, 8 y 13 subcampeonatos en dichos torneos. Varese, Milán, Cantú, Bolonia, Roma, Rieti, Verona o Treviso infundían terror simplemente al ser nombrados y eran plazas que rezumaban baloncesto por todos sus costados.
Pero el nuevo milenio trajo consigo un dramático cambio de tendencia entre las escuadras de la ‘Lega’. No en vano, desde 2001 apenas han ganado una Euroliga, una Recopa y una Eurochallenge, a las que se suman tres segundos puestos en la máxima competición continental. Tendencia todavía más acuciante en el último sexenio, donde solo el Bolonia levantó la citada Eurochallenge (09), mientras el Montepaschi alcanzaba la Final Four en dos ocasiones (08 y 11).
En casa, el conjunto de Siena encadena 7 ligas y 5 copas consecutivas, a la espera de que alguien pueda plantarle cara. Un tremendo desequilibrio propio de un baloncesto menor y no de una nación con potente tradición. Antes incluso de la vigente crisis económica, la Serie A se vio superada por la ACB y ahora, son los nuevos ricos del este quienes atraen a los jugadores de clase media-alta.
Precisamente, el equipo milanés tendría que haber sido esa alternativa que diera frescura al campeonato, pero su multimillonaria inversión resultó un fiasco total. Por ello, nada ha impedido que el Siena siga reinando, aun sin McCalebb, Andersen, Pianigiani, Lavrinovic, Zisis o Rakocevic.
Asimismo, tampoco ayuda al resurgimiento del baloncesto italiano el momento de forma que atraviesa su selección. Desde su sorprendente plata olímpica en 2004, la ‘azurra’ se ha perdido los Juegos de Pekín y Londres, el Mundial de Turquía y el Eurobasket de Polonia, y nunca ha pasado del noveno puesto en el resto de citas. Además, para mayor escarnio, el lesionado Danilo Gallinari no acudirá este año a Eslovenia, por lo que Belinelli y Bargnani se antojan insuficientes en el intento de superar dicha barrera.