«Si iniciamos una colaboración sobre bases nuevas, con un acuerdo con la Euroliga que funcione mejor del anterior, y que integre a todo el basket dentro de su casa, bien. De lo contrario la Euroliga quedará fuera de la casa y FIBA organizará las competiciones europeas». Más claro no se puede decir. Patrick Baumann, secretario general de la FIBA, avisa a la Euroliga de que no puede seguir por su cuenta y sin integrarse en un programa global del baloncesto internacional.
En una entrevista en La Gazzetta dello Sport, Baumann destaca que el baloncesto a nivel continental no crece a la velocidad debida y que la Euroliga no genera los ingresos esperados: «Estuvimos en la pasada Final Four y vimos que la competición ha crecido mucho, pero también estamos convencidos de que no ha alcanzado el nivel económico que los propios clubs creían que podían tener hace quince años.
Como hemos contado hace unas semanas aquí, la guerra entre FIBA y Euroliga era larvada, pero ya es total y pública tras estas declaraciones. La Euroliga sigue encastillada y queriendo privilegiar la principal competición continental de clubs sin mirar más allá ni queriendo colaborar con la FIBA y las ligas nacionales en el crecimiento del baloncesto.
La FIBA tiene ahora un arsenal económico muy superior a la Euroliga para atraer a los mejores clubs y tener una competición europea de primer nivel y sustanciosos premios económicos. Además, la Euroliga no quiere aceptar el nuevo calendario internacional que desde 2017 abrirá dos ventanas en marzo y noviembre para partidos de selecciones.
Asimismo, la FIBA tiene denunciada a la Euroliga por no abonarle un millón de euros.
