Tras reunirse a principios de semana con las principales ligas nacionales del continente, la FIBA se reúne hoy con las federaciones de cada país. De estas reuniones y de los dos equipos de trabajo creados el pasado mes deben salir nuevos avances con vistas a crear su Basketball Champions League. Como se recordará, la Euroliga declinó unirse a la FIBA, de la que huyó en el 2000, y mantener su propia competición de clubs.
Pero como la Euroliga ha creado un torneo cerrado y sólo para 16 equipos, hay mucho descontento y la FIBA intenta canalizarlo. Como de esos 16 clubs, 11 tienen licencia fija para 10 años, pues muchos ven difícil poder acceder a ese torneo. De ahí que la Euroliga tenga presiones y estudie ampliar al menos a 20 el número de participantes, como contamos la pasada semana.
Mientras se hace o no, la FIBA persigue cerrar cuanto antes su propio torneo, una Champions que resulte atractiva y cuente con el apoyo de las ligas domésticas de cada país. De hecho, hay dos ganchos principales que gustan a la Unión de Ligas Europeas (ULEB). Uno es que se les ofrece tener el control del 50 por ciento de esa Champions. Dos, que se entrará al torneo clasificándose a través precisamente de las ligas nacionales, no con licencias e invitaciones como hace la Euroliga.
Eso da valor a la competición doméstica, pues en la mayoría de los países ni siquiera el campeón lograba acceder a la Euroliga. Ahora, si se sólo admite a 16 equipos, pues aún menos. En España, los clubs más importantes que no tienen licencia han insistido en que la ACB haga valer esta posición lo mismo ante FIBA que ante Euroliga para que el mejor clasificado pueda ir a los torneos continentales.
Por último, la FIBA garantiza a las ligas y clubs que habrá dinero, inversores y televisión desde que nazca su Champions, si bien es indudable que si los equipos de más nombre y potencial están en la Euroliga, su torneo nace de forma precaria.

