La Euroliga tiene un auténtico marrón sobre la mesa. El vigente campeón del torneo, el Olympiacos, cometió una burda infracción el pasado jueves. El cronometrador de la mesa paró el reloj a falta de diez segundos con posesión de los griegos, que no anotaron y en cambio recibieron una canasta del Montepaschi a un segundo del final que dio el triunfo a los italianos. Si el reloj hubiera funcionado normalmente, la canasta de Brown no habría valido.
El Olympiacos ha impugnado el partido para anular esa última acción. La Euroliga debe decidir en pocas horas cómo resuelve el entuerto. El error de la mesa del equipo anfitrión puede acabar dejando sin la victoria a los visitantes.
Sería surrealista.