Lo que se traduce en ofertas bajas, en renovaciones que se complican porque se ofrece menos en líneas generales de lo que se ganaba el pasado curso o hace dos. En que se contratan estadounidenses de 150.000 dólares o menos. En que hay jugadores que llevan una sólida carrera en la ACB de seis, ocho o diez años y ven cómo a mediados de agosto no tienen equipo y se les van acabando las opciones
«Todo el mundo te dice que no tiene más y que eso es lo que hay», cuenta un agente de los que coloca jugadores lo mismo en equipos grandes que en los medianos y en los pequeños. Hay que tener en cuenta que el Gran Canaria tiene un patrocinador institucional, que el del Manresa paga la mitad que el de hace unos años, que el nuevo del Joventut sponsoriza también por una cifra menor que el anterior, que el Fuenlabrada puede volver a salir a competir sin sponsor…
Con varios de estos equipos modestos en concurso de acreedores o con graves retrasos en los pagos, no es fácil convencer a veces a los jugadores para que renueven o fichen. Un agente señala que «trasladar una oferta de 90.000 euros o de 120.000 cuando se estaba cobrando 200.000 o más en un equipo anterior o en el contrato anterior es duro. El jugador tiene una vida laboral corta y no asume fácilmente que un salario inferior no significa que se le vea en la cuesta abajo, simplemente significa que el mercado se ha contraído y que antes eran modestos en lo económico cuatro equipos de la ACB, ahora lo son ocho».