Acaba febrero y todas las negociaciones llevadas a cabo desde el pasado mes tenían como fecha tope esta semana. Es en estas horas cuando se puede resolver el presente y el futuro del Bilbao Basket. El club está quebrado, sin liquidez, incapaz de completar el presupuesto proyectado el pasado verano y, en consecuencia, tiene a la plantilla y cuerpo técnico sin cobrar. Con un agravante, no sólo adeuda casi toda la presente temporada a sus profesionales, también debe dinerales de años pasados.
La falta de solvencia que se viene arrastrando desde el inicio del presente curso se llevó más o menos a escondidas. Pero desde la junta de accionistas del pasado diciembre quedó aireada la tenebrosa situación económica del Bilbao Basket: ni se pagaba a los jugadores ni había dinero para hacer el primer pago fuerte de los dos que tiene comprometidos casi toda la plantilla. Uno precisamente en enero y otro al acabar la temporada.
Por eso se buscó desde la Diputación vizcaína, que ya rescató el pasado abril al club de una muerte segura al inyectar 5,2 millones en sus arcas para tapar agujeros y cumplir con Hacienda, se buscaron soluciones. Apareció un grupo de inversores dispuesto a hacerse con las riendas del Bilbao. Pero exigían la salia de su máximo acconista y consejero delegado, Gorka Arrinda, para tener manos libres y poder actuar. La mejor forma de hacerlo era haciéndole vender un número significativo de sus acciones y alejándole de la toma de decisiones en la parcela económica, dejándole sólo dentro de la deportiva.
Y en ello están. Han sido ya varias las reuniones, pero las previstas para estas horas son las decisivas. Ha habido tiras y aflojas, Arrinda que no vende parte de sus acciones porque el precio es bajo, luego nuevo acercamiento… En cualquier momento puede saltar la noticia: en positivo garantizándose la viabilidad del Bilbao Basket o en negativo, con ese grupo de inversores yéndose y llevándose el patrocinador principal que tienen.
