Este domingo se consumará el descenso del Estudiantes a la LEB puesto que haría falta un gran milagro para que un equipo-cadáver como el colegial gane al líder, el Barcelona. Si lo lograra, también podría bajar aun ganando en caso de que Obradoiro y Manresa venzan sus respectivos partidos. Por tanto, que el ‘Estu’ se va a pique es algo más que real. Otra cosa es que luego no descienda porque no haya ascensos puesto que los equipos de la LEB no tienen 7 millones para pagar el canon y ser inscritos.
Entonces los estatutos de la ACB obligan a invitar al equipo descendido, el Estudiantes en este caso. Ahí surgirá un primer problema, superar la exigente auditoría de la Asociación de Clubs. Es sencillamente imposible que la entidad colegial la supere con su deuda de 8 millones con Hacienda entre el concurso y el 1,8 millones que se debía a finales del pasado año, cifra generada posteriormente. A ellos hay que sumar los impagos a proveedores, plantilla, trabajadores y agentes. Y no tienes activos para vender, no hay un jugadorazo a traspasar sacando con él un millón de euros de liquidez extra.
Además, el ‘Estu’ ha incumplido ya esta temporada el calendario de pagos con Hacienda. Hay 800.000 euros al parecer sin abonar pese a la teórica rigidez de un concurso de acreedores incumplido por tanto. La amenaza de embargo sobre las cuentas está ahí y la Agencia Tributaria envió cartas a los patrocinadores del club avisando de ello.
A esto hay que sumar los impagos a la actual plantilla, de 4 meses ya en el caso de algunos jugadores. Tres en el de otros, tres también a otros trabajadores del club…
Pese a este descalabro y a llevar al ‘Estu’ a su segundo descenso en cuatro años, se consume o no, el director general José Asensio sigue aferrado al cargo. El presidente del consejo de administración, Fernando Galindo, una calamidad absoluta en los 18 meses de mandato que lleva, quiere irse, según confiesa a sus íntimos pero dejando una transición ordenada, no un vacío de poder.
Al llegar al cargo dijo que aspiraba a meter en la lucha por los títulos al equipo a medio plazo. Pues lo tiene a punto de descender. El pasado julio al presentar al nuevo entrenador señaló que estar entre los 8 primeros era el objetivo. Diego Ocampo palidecía a su lado ante semejante insensatez.
Galindo quiere irse por un lado y poner su cargo a disposición de los accionistas, por otro. Una salida rápida o una lenta. Veremos cuál elige pero por mínimo decoro debería irse rápido y llevarse a todos los responsables de este desastre.