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Entrevista a Alex Mumbrú: «El compromiso de los jugadores alemanes con la selección era tan grande que yo tenía que estar ahí con ellos aunque fuera a costa de mi salud»

Que una pancreatitis aguda es una enfermedad seria y peligrosa lo hemos sabido los aficionados este pasado verano. Alex Mumbrú era hospitalizado de repente en agosto a unos días de empezar el Eurobasket y el ex jugador internacional español y actual seleccionador de Alemania quedaba KO para estar con sus jugadores. A costa de su organismo y de los consejos médicos, con mucho dolor y sufrimiento, Mumbrú decidió dejar el hospital y estar en el pabellón con su equipo para ayudar a guiarlos hacia el brillante oro en el campeonato que conquistaron. Nada más acabar el torneo tuvo que ser hospitalizado ya en Barcelona cinco semanas, perdió 18 kilos y los dolores y problemas asociados a esa infección aún no han desaparecido. Esta entrevista este lunes tuvo que postergarse unos días porque la semana pasada el seleccionador germano tuvo unos días malos y necesitaba descansar.

-¿Cómo estás dos meses y pico después de que notaras los primeros síntomas y qué tratamiento debes seguir estas semanas?

Ahora me siento bastante mejor pero ha sido duro, muy duro en algunos momentos porque cuando te lo cuentan allí en Finlandia a unos días de empezar el torneo pues es difícil de asumir. Luego más de un mes de hospital en Barcelona, he recuperado cuatro kilos de los perdidos y voy mejor pero teniendo que cuidar mucho la alimentación estos días, me van a quitar la vesícula… Pero me siento con ganas de entrenar y volver a la normalidad, en tres semanas tengo la ‘ventana’ de noviembre con la selección y estoy centrado en prepararla, viendo muchos partidos como siempre y listo para volver a la actividad. Me siento bien porque de como estaba a ahora veo mejoría.

-¿Cómo empezó todo? Ya sé que no es agradable de recordar, pero claro, te vimos en la banda con Alemania en esos dos amistosos de agosto contra España y luego el susto de leer que te hospitalizan de urgencia en Finlandia.

Tenía piedras en la vesícula y no lo sabía, una se fue hacia el páncreas y agravó todo allí ya en Finlandia. Se me hinchó mucho el estómago, me dolía, vomitaba, era todo un poco extraño y me llevaron al hospital. Estuve ocho días, era una pancreatitis aguda pero decidí salir y ayudar al equipo en lo que podía. Los dos primeros días pues casi no podía ni moverme del dolor y luego ya un poco mejor, como suelo decirme yo, casi como un teletrabajo porque estaba detrás del banquillo animando y con indicaciones mientras mi ayudante Alan estaba en la pista con los jugadores. El trabajo prepartido que hacíamos era bueno pero fueron unas semanas difíciles. Habíamos hecho una buena preparación, sabíamos que teníamos buenos jugadores y que podíamos hacer un buen campeonato. Salió todo fantástico, jugamos muy bien y orgullosos de lo que conseguimos.

-¿Estabas avisado por los médicos de que corrías un riesgo yéndote del hospital en plena enfermedad como luego pudiste comprobar con la segunda hospitalización?

Bueno, el médico alemán de la selección estaba asustado, no lo voy a negar. La responsabilidad era de él, sentía ese miedo de que no me pasara nada. Si me levantaba en pleno partido, algo que haces de modo inconsciente muchas veces como entrenador, pues enseguida me decía ‘siéntate’ y teníamos todo controlado con él, ayudantes, y sabiendo que si me pasaba algo me iba en pocos minutos a un hospital. Ahora que ya sé mejor lo que es una pancreatitis pues igual me lo pensaría dos veces el actuar así pero sentía que mi sitio era el pabellón con los jugadores.

-¿Cómo organizaste el trabajo con tus ayudantes?

Yo hacía el prepartido, la preparación con ellos y los jugadores en la sala de vídeo, les hablaba de cómo íbamos a defender, opciones… Luego tenía mis charlas a solas con los ayudantes y hasta metíamos el plan de cambios incluso en el plan de partidos para tener todo muy controlado. Y en general nos salió bien todo en cada encuentro. Yo les dije a todos que no estaba bien para estar transmitiendo energía en la banda desde el banquillo pero que estaría justo detrás y Alan Ibrahimagic se encargó de poner esa energía como ayudante principal.

-¿Y los jugadores, cómo lo vivieron?

Los jugadores siguieron una máxima que yo siempre tengo: el equipo está por encima de todo y de todos. Tuvimos una reunión, les expliqué que yo no estaba bien, que había salido del hospital y pensaba que después de una semana me habría recuperado pero no era así. Pero que iba a estar con ellos, ayudando, que confiaran en el grupo, di una rueda de prensa y quisieron acompañarme y me dijeron que seguía siendo su seleccionador. Hubo un gran compromiso de todos para sacar el torneo adelante en estas circunstancias. El compromiso de los jugadores alemanes con la selección era tan grande que yo tenía que estar ahí con ellos aunque fuera a costa de mi salud.

-Y ganó Alemania, en opinión de la mayoría por hacer un juego de equipo al contrario que Grecia, Serbia, Finlandia o Eslovenia, muy dependientes de una estrella. Lógicamente Schroder y Wagner como líderes pero muy bien rodeados.

Nosotros confiábamos mucho en el grupo que teníamos. Hasta las semifinales, ganamos casi todos los partidos por 12-15-20 puntos. Está claro que confiábamos mucho en ellos dos pero sabíamos también que Obst, Bonga, Theis, Voigtmann, Da Silva, etc. eran grandes jugadores y lo demostraron. La final de Bonga fue increíble, pero en otros partidos ganamos desde la defensa y hubo un juego bueno en global y con diferentes jugadores anotando en cada partido.

-Luego se escucharon comentarios de ‘un oro inesperado’ quizá porque Serbia era la favorita y dando a entender que otras selecciones no cumplieron los pronósticos.

Yo en eso no estoy de acuerdo. Nosotros jugamos el torneo, Serbia también, y Francia, Turquía, Grecia… todas las selecciones clasificadas. Y ahí había que rendir e ir ganando partidos. Si te gana Georgia o Finlandia o la que sea, pues es un partido y ellos lo habrán hecho bien y tú no. A nosotros no nos pasó, fuimos pasando rondas y llegamos a la final contra un equipazo, Turquía, que tenía un superjugador como Sengun. Hay que demostrar cada día y ganar cada vez a buenos rivales y supimos hacerlo. Que Serbia era un equipazo seguro, pero también Turquía y les ganó. Eso no puede significar que el oro para nosotros tenga menos valor o se nos quite mérito.

-Te lo decía porque Alemania fue un equipo sólido y más coral como lo era aquella selección española a su vez oro en el Eurobasket anterior en 2022. Es decir, Doncic, Antetokokounmpo, Jokic, etc. son estrellas de la NBA y en un Eurobasket, pero hace falta algo más para ganar.

Es que esto es un juego de cinco contra cinco. Una estrella es un gran valor pero cinco buenos jugadores en pista siempre serán algo más que un juego alrededor de una estrella por buena que sea. Pero no ganas sólo por tener un buen quinteto o una o dos estrellas, una selección es algo más: definir roles, que todos remen en el mismo sentido, que nadie ponga su ego por encima del grupo, que tengas alternativas en tu juego… Sobre todo en estos torneos cortos juntar todo eso es lo que te lleva a poder ganar, luego puedes tener un mal día pero un grupo unido y en la misma dirección es esencial. España lo fue siempre y por eso ganamos tantas medallas. En este Eurobasket Eslovenia y Finlandia jugaban muy bien y no solo tenían una estrella, qué decir de Turquía, una selección magnífica que hizo un campeonato impresionante. Antes de empezar se decía que era uno de los mejores Eurobasket de la historia por la cantidad de estrellas que iban y el nivel de los equipos, así que salir campeón en un torneo así es de un mérito increíble. Lo logramos nosotros, Alemania, pero pensaría lo mismo de haber ganado Turquía la final.

-Estabas enfermo y centrado en lo tuyo, pero supongo que era inevitable para ti echar un vistazo a lo que iba haciendo la selección española en ese Eurobasket y la tremenda decepción de no pasar siquiera la primera fase.

La verdad es que durante el torneo no podía estar muy pendiente por todo lo que estaba viviendo, pero entiendo la decepción del aficionado. Pero hay que entender las circunstancias, España ha tenido durante más de veinte años una selección que ganaba medallas. Siempre hemos competido y se volverá a hacer, pero ahora hay un cambio de ciclo, de núcleo de jugadores en la selección y hay que entenderlo y asumirlo. Nos llegan unas camadas de jugadores jóvenes muy buenos y hay que darles tiempo para que sigan progresando y siendo importantes en la selección.

-En los tiempos que vivimos ya sabes que paciencia poca, lo mismo en los clubs que en la selección, sobre todo cuando se viene de una época tan buena de éxitos.

Pero es que la palabra clave es paciencia, no puedes acelerar los tiempos. Mi experiencia me ha enseñado que construir un equipo ganador es un proceso y requiere tiempo además de un proyecto en el que hay un núcleo de personas y luego se unen algunas y salen, por la edad o lesiones, otras. El Laguna Tenerife, pues un montón de años con el mismo entrenador y varios jugadores que sostienen el proyecto. El Real Madrid de Laso, lo mismo. Antes el Barcelona de Xavi Pascual. El Unicaja de Ibon Navarro que lleva tres años a gran nivel. O la selección con Scariolo. Ahora es tiempo de construir poco a poco y seguro que Chus Mateo lo logra. La gente es normal que a veces no lo acepte bien pero los clubs y los dirigentes tienen que aceptarlo. De Larrea, Hugo González, Sant-Supery, Aday Mara… todos esos y otros van a llegar a la élite pero hay que ser pacientes con ellos.

-Hablando de Mateo y Scariolo, generó sorpresa entre los aficionados ese trasvase: el técnico italiano al Real Madrid y Chus nuevo seleccionador.

Sí, cosas que pasan a veces, situaciones de mercado supongo… Chus es un gran entrenador que ha ganado mucho en el Madrid y seguro que encaja bien para esta nueva etapa en la selección.

-Tienes contrato en la selección alemana y no sé si echas de menos en ocasiones el día a día de dirigir en algún equipo y volver a la Euroliga.

Ahora sólo puedo pensar en la federación alemana, tengo contrato y la relación es magnífica. El día a día de estar en un club me gusta porque cuando lo has vivido y eres entrenador, lo echas de menos. Nos pasa a todos supongo, selección y club es una exigencia máxima y estar casi los doce meses activo, que es complicado. Pero no puedo forzar cosas o situaciones, el mercado es el que es, ahora tengo este mes las ventanas con Alemania y no miro más allá. Si más adelante algún equipo me llamara, pues ya lo estudiaríamos.

-Por último, ahora quizá eres más consciente de que pudiste dañar tu organismo por querer estar con Alemania junto al banquillo en el Eurobasket, la pasión de estar ahí te hizo olvidarte de tu cuerpo por unos días.

Era un momento difícil, me sentía mal, está claro y la salud debía ser lo primero pero los que me conocen saben que cuando digo sí a un proyecto me comprometo al máximo. Lo hice en los tres clubs en los que jugué y en la selección española y luego también como entrenador. No puedes exigir si tú no te exiges a ti mismo al máximo. A mí me encanta el baloncesto, es mi pasión y la gente lo sabe. En ningún momento me planteé no estar con el equipo en el pabellón en cada partido. Veía mi cuerpo, el dolor, cómo iba bajando de peso, si hubiera durado más días tendría que haberlo dejado seguramente, pero entendía que mi sitio era el pabellón, junto a mis jugadores, dando ánimos, un grito si hacía falta… Cosas que eran importantes. Ellos sufrían en la pista para ganar y yo detrás del banquillo, son situaciones humanas que unen más.

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