Después de contentarse con competir en las dos anteriores finales, el club merengue impidió el ‘three-peat’ blaugrana haciendo honor a su historia: jugando un baloncesto ofensivo y espectacular que nunca debió dejar de practicar. Un espaldarazo moral que refuerza el proyecto de Pablo Laso, quien ha devuelto la sonrisa a la afición madridista, que sin embargo puso todo en entredicho tras la derrota europea en Bilbao.
Para vencer al Barça en su propia casa, el conjunto blanco necesitó de la mejor versión de algunos de esos hombres llamados a ser fundamentales, y que para eso fueron contratados. Carlos Suárez se mostró excelso en la primera parte, recuperando ese juego al poste con el que se hizo un nombre en Estudiantes. Llull no solo movió a sus compañeros con más cabeza que nunca, sino que además metió esos triples sobre la bocina que no acostumbra a meter. Y Carroll… ¿qué decir de Carroll?
Fichó para ser el referente ofensivo de esta escuadra, y aunque no ha gozado de todos los minutos que hubiera querido esta temporada, sus rachas resultan absolutamente estratosféricas. En apenas 14 minutos el mormón encestó la friolera de 22 puntos, cuando más apretaba su adversario tras los martilleos de Lorbek.
Ya habrá tiempo para pensar de nuevo en la complicada situación del Madrid en Euroliga, pero ahora es el momento de que sus seguidores disfruten de su vigésimo tercera Copa, que además les sirve para romper el empate a 22 entorchados que compartían hasta ahora con los culés.