El Valencia Basket se lució en casa y ante 15.000 aficionados que casi llenaron su pabellón, reluciente y que se apresta a vivir una gran temporada. La plantilla reunida y el estilo de juego invitan a ello. Victorias como la lograda contra el Real Madrid lo dejan claro. Si no te vas a más de noventa puntos no puedes pelear por el triunfo contra ellos. El Madrid funcionó a ratos, pero en defensa fue a menos según transcurrían los minutos y en ataque fallaron y fallaron de tres mientras los taronjas no. Impusieron su juego, velocidad y voluntad de atacar rápido y sin remilgos para lanzar desde fuera y les salió bien mientras Tavares sufría enormemente.
El 10 de 24 en tiros de tres del Valencia al descanso es el mejor resumen del partido. Hicieron cinco triples en cada cuarto y jugaron a ese ritmo en todo momento, lo mismo cuando el Madrid defendía en zona que en individual o en transición porque no dudaban en abrir la bola a las esquinas y buscar un lanzamiento liberado antes de una canasta de dos. De hecho, firmaron un 6 de 13 en intentos de dos puntos, poco más de la mitad de los lanzamientos hechos desde la línea de 6,75.
Si en los primeros nueve minutos hubo pequeñas ventajas del equipo blanco, luego las hubo del cuadro taronja, que impuso su estilo veloz, de sacar rápido y correr incluso tras canasta madridista y no digamos cuando reboteaban o robaban el balón. Además, cuando hasta siete jugadores distintos te anotan al menos un triple, un no especialista como Pradilla te hace un 2 de 2 y tienes un rival donde diez jugadores se animan a tirar de tres sin problemas, con interiores asimismo que lo hacen a gusto como Costello y Reuvers y se queda Sako sin jugar, el mensaje es claro.
Nuevo triple valenciano para iniciar la segunda mitad y subir a diez la renta, enseguida llegaron nueve puntos de Lyles pero lo cierto es que se juntaron tres cosas. La defensa del Madrid hacía aguas y no lograba frenar a su rival (60-54, min. 27), el desacierto desde el perímetro del equipo dirigido por Scariolo fue dramático, 4 de 24 en los tres últimos cuartos, y el Valencia encontraba su juego por insistencia.
El último periodo había empezado con un 67-60 y todo estaba por decidir pero el lenguaje corporal de unos y otros era muy diferente. La energía en la pista, también. Llegaron cinco triples seguidos fallados por el Valencia, parecían perder la puntería y que el Madrid tendría su momento (72-65, min. 33). Pero fue al contrario: dos buenas canastas de dos puntos y un tiro de tres de Badio para el 79-67 y los visitantes ya perdieron claramente la fe. La recta final fue plácida para los de Pedro Martínez, que acabaron con un 16 de 41 desde el arco, con 20 asistencias y apenas 9 pérdidas cuando su rival tuvo 16 y 16. Así que el dominio del rebote apenas le dio réditos al Madrid.

