El Real Madrid tuvo otra vez dos caras, una durante los primeros 23 minutos, apagada, apática, sin la actitud correcta, y luego otra en los minutos restantes. Ahí se vio un Madrid aplastante, pletórico, físicamente muy superior a su rival y con una actitud muy diferente. El equipo blanco fue una ola que arrasó al Unicaja, que pasó de estar catorce arriba a diez abajo y sin opciones restando dos minutos. El conjunto malagueño metió 54 puntos en la primera parte y apenas 28 en la segunda, un dato que lo dice todo y remata su inesperado hundimiento el 0 de 13 en tiros de tres puntos de este segundo tiempo tras el 6 de 12 en el primero. Garuba fue el gran protagonista cuando, por fin, Scariolo entendió lo que exigía el partido y se dejó de absurdas rotaciones y mantuvo en pista a los que rendían. Que Llull no fue a Mónaco para jugar de titular y más de lo tolerable contra el Unicaja ya es indudable. Fue una mala idea y en el último cuarto contra el cuadro cajista no pisó la cancha.
Esos 54 puntos anotados por el Unicaja al descanso, los 13 puntos de renta que tuvo mediado el segundo cuarto, los problemas defensivos del equipo blanco y los pitos de parte de la afición madridista a su equipo y a Scariolo marcaron la primera mitad.
El intercambio de canastas de los primeros minutos (23-23, min. 7) cambió cuando los cambios en el quinteto titular mejoraron al conjunto malagueño con Tillie, autor de 10 puntos, Audige y Sulejmanovic haciendo daño, 13 tantos entre ambos, y mejorando todo el equipo visitante a la vez en defensa. Primero tuvieron pequeñas diferencias (31-37, min. 13), luego ya de diez puntos (35-45), un máximo de 13 puntos de renta y finalmente un 46-54 al descanso después de un par de minutos de poco acierto visitante.
Las continuas rotaciones e instrucciones de Scariolo no surtían efecto porque muchas veces da la sensación de que sus jugadores no entienden qué les pide y el paso de apenas unos minutillos por la cancha de Len o Feliz no funciona y fue visible la bronca que mantuvo con Procida, que ya no pisó la cancha en la segunda parte.
Un 0-6 en la reanudación dio ya un +14 al Unicaja y por fin decidieron los locales enseñar los dientes, acercándose a un 55-62 ya en el minuto 26. Tras otra buena defensa blanca, canasta desde la esquina de Hezonja para colocarse a cuatro. Tiempo de Ibon Navarro, pedrada a tablero de Perry y 60-62. Robo de balón a un torpe Balcerowski y Maledon tuvo dos libres para empatar aunque sólo convirtió uno. Enseguida quedó, no obstante, volteado el marcador.
El Unicaja estaba sufriendo de veras en este tramo y se entró en el último periodo con un 71-66 tras un parcial de 25-6 desde ese +14 para los visitantes, que habían hecho un 0 de 5 en intentos de tres puntos y perdido seis balones en el tercero. El encuentro no estaba decidido, eso toca decirlo (77-74, min. 34), faltaba ver si unos daban más de sí o si el Madrid terminaba de ejecutar a su oponente. Fue lo segundo. El ataque malagueño se había quedado seco, el terrible desacierto en el lanzamiento exterior los terminó de meter en un agujero (87-77, min. 38), 0 de 8 en este cuarto final.
R. Madrid (27+19+25+20): Campazzo (11), Llull (6), Procida (4), Hezonja (19), Tavares (7) -cinco inicial-, Garuba (13), Deck (4), Abalde (5), Maledon (15), Feliz (7) y Len (-).
Unicaja (30+24+12+16): Perry (11), Duarte (17), Barreiro (2), Pérez (4), Balcerowski (17) -cinco inicial-, A. Díaz (4), Audige (6), Webb (-), Tillie (12), Rubit (3), Kalinoski (-) y Sulejmanovic (7).

