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El enfrentamiento entre Querejeta y Villacampa frena el acercamiento entre los clubs divividos por el futuro de la ACB (9ª parte)

Querejeta versus Villacampa. Ambos nombres resumen la radicalmente distinta forma de ver la manera en que los clubs tienen que reconducir el futuro de la ACB. Puede parecer un asunto secundario, pero hasta ahora un factor que ha agravado la división de los 18 clubs en torno a la ACB y cómo resucitarla mediante una profunda transformación es la existencia de una lucha de egos.

Algunos quieren protagonismo siempre, otros figurar más de lo que lo han hecho hasta ahora, otros ser más visibles. Desde luego, los grandes quieren evideciar que lo son, Baskonia, Real Madrid y Barcelona. Unicaja quiere que se le siga considerando como tal y Bilbao y Valencia son los quinto y sexto presupuesto de la liga y quieren focos y cámaras. Y más tras ser dos de los clubs más activos estos meses de atrás en la preparación de este movimiento revolucionario que busca rescatar a la ACB del pozo donde se ha hundido.

Pero nada como el enfrentamiento entre Querejeta y Villacampa. Sus posturas están muy enfrentadas. Esta mañana yo había definido su relación como ‘un tremendo pique’. Como Villacampa me ha llamado y me ha dicho que no es cierto, que él no se lleva mal con Querejeta aunque sí discrepa de él en este asunto de la ACB, lo corrijo porque podía entenderse que era un pique personal cuando no es así.

Eso sí, la división entre los 18 clubs existe y se mantiene. División que se ha visualizado hoy con una reunión en Madrid donde sólo doce clubs han garantizado su presencia, aunque se espera a uno o dos más. La unidad y el consenso no van a llegar pronto, pero hay que buscarlo. Villacampa tiene muy claros sus puntos de vista y no ha ido a esa reunión.

Formalmente hay doce contra seis (Joventut, Fuenlabrada, Cajasol, Estudiantes, Alicante y Granada), pero como ya ha explicado varias veces esta web, los 18 clubs están de acuerdo en que hay que cambiar la ACB de arriba a abajo. Todos saben que la nefasta etapa de Portela como presidente debe acabar y que los clubs tienen que tener el poder ejecutivo, las riendas de SU Liga. Porque es suya, no de Portela, como viene sucediendo desde hace décadas.

Un servidor ha hablado con cuatro de esos seis clubs disidentes por ahora al grupo mayoritario de doce. Si uno dice que comparte el 80 por ciento del documento de trabajo inicial que manejó el grupo de doce el pasado día 11, cuando trascendió esta revolución al desvelarla esta web, otros dos dicen que comparten el 90 por ciento y otro, el 70.

Es decir, difieren en algunos métodos y en querer más protagonismo, no en el fondo básico de esta revolución. Así que, dando por hecho algo tan imparable como que Portela aguantará unos días o semanas más, pero que se va a ir a su casa tarde o temprano. Dando por hecho que el tren del cambio está en marcha y no se va a parar, se trata de sumar más viajeros al trayecto.

No hay tanta división en los cinco o seis temas fundamentales. Como informó ayer esta web, no se va reducir el número de equipos en la ACB, como temen algunos. Lo ha dicho públicamente Juan Carlos Sánchez, director de la sección de basket del Real Madrid: «No, nunca se ha hablado de reducir equipos ni de apostar más por la Euroliga que por la ACB. No hemos pensado en jugar competición europea los fines de semana y se ha pedido a la Euroliga que se replantee su formato para que disputemos una fase menos. Nuestra idea es justo la contraria: buscamos una ACB más fuerte, más moderna y económicamente solvente», ha explicado en el As. También dijo una frase muy fea de montar una liga aparte de la ACB, pero eso ahora mismo es inviable.

Si los 12 tienen que pedir más veces disculpas a los 6 por no haber informado a tres de ellos de esta revolución, que lo hagan para que alguno se sienta satisfecho. Si hay que repetir la votación para elegir la comisión ejecutiva de ocho clubs, que se repita. No parece un sacrificio tan grande. Como no pasaría nada si Barça y Valencia, o Madrid y Bilbao, salen de ella y entran el Zaragoza y el Alicante. O el Gran Canaria y el Joventut. NO PASARÍA NADA.

Porque lo importante es que si la ACB ahora está grave se evite que entre en coma. Es decir, hay que curarla sí o sí.

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