
El gasto ha sido de 31 millones en la sección el pasado curso y en el presente de 27, uno de los cuatro presupuestos más altos de Europa. Fracasason Kaukenas, Jaric, Lavrinovic y Vidal el pasado curso y lo de Almond fue una mala broma. Velickovic no le convenció ni en la campaña anterior ni en la actual, donde Tucker no ha mejorado a Bullock, defenestrado por el entrenador italiano al igual que Hervelle o Garbajosa. Y en cuanto al juego, pocos encuentros brillantes quedan en las retinas de los aficionados. Sí mucha victoria con un espectáculo discreto.
Julio Lamas y Maljkovic ganaron el 59% de sus encuentros como técnicos del Madrid, Scariolo, el 66%, Obradovic y George Karl, también el 69%. Joan Plaza, el 71%. Como se ve, nombre míticos y otros de principiantes en la última década y media del Madrid. Ninguno se consolidó y todos chocaron con obstáculos de todo tipo que se resumen en una sola idea que atraviesa la sección de basket del Madrid desde hace mucho: falta de apoyo del club, de cariño hacia el hermano pequeño del fútbol y carencia de un proyecto a medio plazo con pilares sólidos y rumbo fijo, sin que el edificio se derrumbe ante los vaivenes de un mal resultado o un curso regular.
No parece poco dinero esos 58 millones para cero títulos y montones de frustraciones en finales perdidas, eliminatorias a cinco partidos perdidas frente al Barcelona y el Caja Laboral, palizas vergonzantes contra el Barça, manchas en el prestigio como esas derrotas en Alicante o Charleroi y la del pasado jueves frente al Montepaschi Siena.
Messina se fue dando una rueda de prensa sin querer hacer sangre ni cargar las tintas. Reconociendo la tensión existente con el plantel y preocupado por la división interna y externa en relación a su figura y su trabajo.
Su ayudante Emanuele Molin se queda como primer entrenador por ahora. Falta ver si en un par de semanas los resultados le acompañan y hay un cambio de imagen en el juego y la sensaciones que transmite el equipo blanco, que de estar bajo mínimos en las tres últimas derrotas pasó a ganar de forma trompicada el sábado frente al Joventut tras ser pitado por un amplio sector de la afición.
