El Real Madrid se dio un festín histórico. El Palau no ha sido una cancha factible para ellos en los últimos 30 años. No fueron muchas victorias allí, sí alguna sonada como en el playoff final liguero de junio. En Euroliga, muchísimas derrotas y sólo un triunfo hasta hoy en 11 visitas. Pero esta victoria por 63-102 es tan impresionante, increíble, inesperada, espectacular que dejará huella. Reforzará la confianza del ganador y dejará tocado un tiempo al perdedor. Es una paliza mayor que aquel tremendo 100-62 en la Final Four del 2014, la mayor al eterno rival en 40 años. Y la mayor en el pabellón blaugrana pues supera el +23
Desde el 1-9 inicial el Madrid tuvo ventajas claras. El 12-15 fue un efímero acercamiento del equipo azulgrana, pero la ventaja blanca se estiró a un 13-23, a un 15-29… Con un 4 de 5 en triples en este primer cuarto, con 5 rebotes ofensivos y agradeciendo las seis pérdidas de balón en este inicio de su rival, el Madrid jugaba a placer.
La ventaja visitante siguió subiendo, no se pasó en los 17 puntos, ni en los 21, llegó a su tope con el 29-54 y todavía tiraron dos veces para ampliar esa brutal renta. Finalmente, se llegó al descanso con un 31-54. El Madrid llevaba un 8 de 11 en triples por 1 de 8 el Barcelona. Dominio del rebote además, cuatro pérdidas menos…
El potencial del Madrid está ahí. Son segundos en esta nueva e igualada Euroliga con un 6-2 de balance tras ocho jornadas. El Barça se queda con 4-4 pero como no fichen dos buenos jugadores, un base y un interior, incluso un exterior más en el puesto de alero, a poco podrán aspirar.
Barcelona (17+14+15+17): Rice (23), Oleson (6), Eriksson (2), Holmes (8), Tomic (5) -cinco inicial-, Koponen (2), Dorsey (10), Perperoglou (-), Vezenkov (5) y Peno (2).
Real Madrid (29+25+21+27): Llull (20), Doncic (8), Maciulis (5), Reyes (9), Ayón (-) -cinco inicial-, Nocioni (7), Rudy (9), Randolph (18), Hunter (7), Carroll (19), Draper (-) y Taylor (-).
