Pero todo estaba por confirmar. Así que Eduardo García, presidente del Unicaja, pidió cita a Jordi Bertomeu y se plantó en la sede de la Euroliga en Barcelona. El presidente quería garantías del jefe de la competición de que no le privarían de esa licencia A por no estar en los playoff, por haber otros proyectos económicos potentes en Europa, tipo Besiktas, finalista en la liga turca, o el Bayern Munich o por un Valencia que aspira a ser invitado o entrar con licencia B…
Bertomeu no le dio garantías plenas pero hoy ha tenido la respuesta. La Euroliga ha publicado la lista de los ‘licenciados’ y ahí luce el Unicaja… a cambio de lealtad al jefe.
García regresó convencido de que tenía licencia A un año más. Que hay otros equipos que pueden perderla por menor puntuación en la suma de los últimos años, por no tener garantías económicas, caso del Asseco Prokom o el Zalguiris o el Partizan o el Fenerbahce.
Pero como lo que más necesita Bertomeu es lealtad para que no haya fisuras ni polémicas en la oscurantista manera de llevarse estos asuntos, en la falta de unos criterios públicos conocidos con antelación y para evitar un conflicto mayor con la ACB que el que ya tiene, el Unicaja tiene que decir sí amen a todo.
En la Euroliga las cosas no se debaten públicamente ni se cuestionan las decisiones tomadas verticalmente desde arriba con consultas a unos cuantos clubs. Se amplía el Top 16 y punto. Se juega la próxima temporada jueves y viernes aunque clubs como el Barcelona y el Real Madrid no quieran ni una cosa ni otra y a tragar. Que los arbitrajes te putean para dejarte fuera y meter a otro ‘porque interesa’ a la Euroliga por x motivo, a callar.
Ese es el precio obtenido del Unicaja por parte de la Euroliga por mantenerle la licencia.