La expedición del Barcelona se fue anoche lamentando más los errores propios que le impidieron luchar por la victoria que por la derrota en sí. No es un desdoro caer en la cancha del líder, sí es más llamativo no corregir errores que ya hicieron daño en la última final de Liga y de los que se había hablado los días previos como algo a vigilar. Es el caso de los rebotes, con Tomic otra vez débil bajo los aros, Dorsey tampoco capaz de cerrarlo y el Madrid cogiendo muchos ofensivos.
Otro aspecto que semana a semana da muchos puntos a los blancos son las pérdidas de balón que provoca al rival, que suelen ser luego contraataques fáciles, a las que añadió el Barça unas cuantas de su cosecha: malos pases a la grada, al rival o dos campos atrás. Con ellas se cortaron las dos reacciones en el tercer y último cuartos, cuando se pusieron a 5 puntos y luego a 7 aún con dos minutos por jugar. Pero esas bolas regaladas dieron aire a los de Laso.
Sada indicó, asimismo, que «las pérdidas de balón que hacíamos favorecían su juego porque están a gusto siempre que pueden correr. Pagamos un mal segundo cuarto, cuando nos cogieron una buena ventaja. Nos acercamos bastante en el tercero, pero con nuestras pérdidas y su acierto, se escaparon de nuevo».
Por su parte, Navarro resaltó que «si te meten 98 puntos, y más en Madrid, es muy complicado ganar. Se nos ha ido el partido en el segundo cuarto y luego hemos ido a remolque todo el partido, aunque hemos peleado canasta a canasta». El capitán no sabía decir si era el mejor Madrid al que se había enfrentado, aunque sí «uno de los más fuertes, no es habitual medirte a un equipo que lleva 25 triunfos seguidos».
Eso sí, Navarro no les ve «invencibles, porque si no no estaríamos aquí». Por último, el escolta cree que ya saben que deben mejorar «porque nos vamos a enfrentar más veces a ellos». «Nos faltó un poco de concentración en algunos momentos y eso ante el Real Madrid es mortal, porque aprovechan muy bien esos errores y corren mucho», añadió. Admitió que ahora hay cierta distancia a favor del eterno rival pero cree que «se acortará en el futuro, seguro».
Peor pinta tiene lo de Lampe. Su pésima actitud en la cancha le llevó a jugar sólo minuto y medio. Luego, vivió la segunda mitad en el banquillo y su cara y gestos dejaban claro que sabía que no iba a jugar más.