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Contracrónica: El ‘Chacho’ deslumbró con su magia a la sombra de una jerarquía que se tambalea

Con apenas 24 años de edad y después de una irregular trayectoria en la NBA, muchos daban por ‘acabado’ a Sergio Rodríguez para el baloncesto de elite y no pocos se echaban las manos a la cabeza cuando el Real Madrid se hizo con sus servicios en verano de 2010. Tampoco ayudó a su recuperación un Messina cuya concepción baloncestística es diametralmente opuesta y el pasado curso a estas alturas, el canario no entraba en los planes de gran parte de la afición, muy dada a ese fenómeno que internet ha bautizado como ‘pajiplantillear’.

Sin embargo, la vida del ‘Chacho’ ha dado un giro de 180 grados en el último año, el tiempo que lleva en forma desde su explosión en los pasados playoffs de la Liga Endesa. De la mano de un Laso que entiende su juego, Sergio Rodríguez ha alcanzado la madurez como jugador y se ha convertido sin duda en el mejor base de la actual casa blanca.

En un choque de máxima exigencia como el de esta semifinal, el tinerfeño no solo anotó (12 puntos) y asistió (9 pases de canasta), sino que lo hizo en los momentos calientes y -de forma indirecta- dejó en evidencia a Llull. De hecho, el +/- con cada uno en pista habla por si solo, con un +18 para el canario en 22 minutos y un -5 para el menorquín en 32, y gracias que éste ‘enchufó’ tres triples como escolta coincidiendo con su supuesto homólogo en cancha.

Pero lejos de la fría estadística -siempre condicionada por factores que no recogen los números-, lo cierto es que este viernes el Real Madrid solo tuvo director de juego cuando el ‘Chacho’ posó sus pies sobre el parquet e imprimió velocidad al partido, mientras que su paso por el banquillo se tradujo en sendos 18-11 y 13-9 en contra con Llull como base y Huertas haciéndole ‘un traje’.

Tampoco sirvan estas líneas para defenestrar al de Mahón -con características diferentes pero también válidas y útiles-, sino para abrir un debate en torno a la asignación de roles en el conjunto blanco. Con Dontaye Draper -sobrio y solvente en estático- como complemento de Sergio Rodríguez, quizás ha llegado el momento de que éste asuma un papel todavía más preponderante, desplazando defintivamente a Llull al puesto de ‘dos’, habida cuenta además de la baja de Pocius, la poca trascendencia de Darden en ataque, la relativa irregularidad de Carroll e incluso la temporada de un Rudy por debajo de las expectativas.

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