Tras cerrar el pasado viernes el fichaje de Georgios Bartzokas como nuevo entrenador, el club y el técnico griego deben trabajar rápido en confeccionar una buena plantilla. La marcha de Satoransky a la NBA ha generado un agujero extra en el puesto de base, seguramente el más importante en el ideario de juego de Bartzokas.
Ahora deben fichar dos. Y no vale cualquiera, deberán ser directores de juego fiables puesto que el nuevo entrenador del Barça ha demostrado en el pasado que su juego empieza desde el puesto de uno. En el Olympiacos se encontró al mejor Spanoulis de siempre y él incluso lo mejoró al convertirlo en todo un ‘clutch player’ por la capacidad del jugador heleno para decidir finales de partido y dominar los encuentros decisivos.
En el Lokomotiv ficharon a Delaney a su llegada hace dos años y el base estadounidense fue capital para convertir al equipo ruso de secundario en todo un participante en la pasada Final Four. Randolph brillaba por dentro, pero la manija del equipo la llevaba Delaney. Era un base que gustaba mucho al Barcelona, pero ha firmado en la NBA y toca buscar otro.
La alternativa que más gustaba a éste era Darius Adams, que ha acabado contrato en el Laboral Kutxa. Todo indica que está atado a falta de confirmarse su contratación y siempre y cuando no surja a última hora una oferta de la NBA que le haga decir no. Habría que pagar al club baskonista una compensación para liberarlo del tanteo.
No hay muchos más bases de calidad en el mercado. Ni libres. Granger y Heurtel pueden salir del Efes y han sido ofrecidos. Guillem Vives es un jugador joven y además cupo, pero tiene 1,5 millones de cláusula y el Valencia Basket se remite a ella.
Por otro lado, Bartzokas debe decidir si se renueva o no a Doellman, con quien había un compromiso para dos años pero si su pasaporte kosovar no vale en España todo puede cambiar, y fichar un alero. Gentile estaba en el mercado y se ha rumoreado un posible interés del Barça por el italiano, pero parece que renueva en el Armani Milano.
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