Rusia ha sorprendido a muchos aficionados durante este campeonato de Europa por su buen rendimiento. Se ha metido en la lucha por las medallas diez años después y peleará por el bronce contra España, ante la que ganó en Madrid su última presea hasta la fecha en aquella final del 2007 de triste recuerdo para el equipo nacional que entrenaba Pepu Hernández y con Pau Gasol errando el lanzamiento sobre la bocina.
El equipo que dirige Bazarevich, que llegó a jugar en la NBA (Hawks) y en la ACB (Cáceres), está liderado por Alekséi Shved. Quizá abusan de la dependencia de él, pero el estilo de Shved no es otro que el llevar al extremo el actuar como referencia insustituible de la selección. Pero, al estar acertado casi siempre de cara al aro pese a que absorbe muchos tiros, la estrategia está siendo acertada.
El quinteto inicial es compacto. Mozgov es el otro gran baluarte, un pívot rocoso que se especializa en el pick&roll y la lucha por el rebote. Ante España deberá recibir ayudas de otros para contener a los Gasol.
Las posiciones van cambiando. Fridzon se mueve entre el ‘2’ y el ‘3’, al igual que Vorontsevich puede actuar de alero o en posición interior. Estos dos, junto a un Khvostov en un papel más de ejecutor que de director y a un Kurbanov con mucho protagonismo en defensa, son los jugadores más peligrosos con los mencionados anteriormente.
Rusia es, según los datos, menos favorita a la victoria que España. Los rusos sólo dominan uno de los aspectos de la estadística, el de los puntos que consiguen tras pérdidas del rival (17,8). Su férrea defensa y el buen movimiento de balón del que hacen gala para dejar solos a sus tiradores serán dos claves para intentar llevarse el bronce en este EuroBasket.
Los bloqueos de Mozgov y Vorontsevich son muy buenos y generan tiros abiertos. Pero también llegan los triples de Shved sin tener el mejor tiro ni el más apropiado, pero su talento le lleva a lanzar desde siete metros y con cierto acierto. Ahí la defensa de Ricky debe ser clave.