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Análisis: la FIBA, con la chapuza de las ‘ventanas’, no entiende que sólo puedes plantear una guerra si vas a ganarla

La FIBA demuestra casi todos los años, en torneos internacionales o con la nueva Champions League, que no consigue quitarse la caspa de encima. Opacidad, árbitros, protección a algunos países y federaciones…. La Final Four de la Champions en Atenas el pasado abril es una buena prueba con malos colegiados para semejante evento tras un sorteo de semifinales que olía a amaño pues media hora antes de efectuarse ya corría por Twitter.

Conviene recordar estos asuntos en principio menores para analizar más en profundidad su proceder los últimos años en dos temas grandes: su relación con la Euroliga y las ‘ventanas FIBA’.

Los clubs crearon su propia competición continental al margen de la FIBA por el mamoneo que había, por el mal olor que desprendían montones de cosas, desde los arbitrajes a la permisividad con el baloncesto griego, la incapacidad de reconocer errores (recuérdese el tapón de Vrankovic a Montero), de evolucionar y no ser un ente transparente sino oscuro.

Otros deportes y federaciones evolucionaban, la FIBA no, encima con dirigentes que llevaban décadas corrompiendo o corrompidos. Recuérdese al bochornoso Boris Stankovic.

La Euroliga empezó bien pero se equivocó hace diez años al querer ser el reducto de unos pocos con las licencias, que encima son los que la gestionan y marcan las directrices, lo que -por pura lógica- impide a otros crecer, acceder a ella y participar del pastel.

La FIBA intentó hace cuatro años pelear con la FIBA intentando quitarle a alguno de sus principales clubs y montando una nueva competición al cincuenta por ciento en gestión y beneficios con ellos. No lo logró porque lo planteó mal y encima no tuvo el socio sólido en marketing, patrocinios y TV que precisaba. Es más, quedó la sensación de que la FIBA fue engañada.

Ese 2014 es muy importante porque es cuando se avisa de que nacerían, en 2017, las ‘ventanas’ para jugar en cada país partidos oficiales de selecciones y cambiar el calendario colocando los Eurobasket cada cuatro años y el Mundial, en los impares y no dos meses después del Mundial de fútbol en los pares.

Pero la FIBA lanzó las ‘ventanas’ sin haberse hecho con el control de la Euroliga, sin negociar con las ligas nacionales un calendario y sin que, por supuesto, la NBA parara sus partidos para ceder a los internacionales que allí juegan. Unos 100 nada menos, la crème de la crème de cada país.

Por eso las ‘ventanas’ son una chapuza sin discusión posible. Porque para el calendario liguero contra el deseo de las Ligas y los equipos. Porque la Euroliga y la NBA no frenan su marcha y vemos selecciones B en países potentes como España o Francia y de pena en otros de menos nivel  sin sus estrellas como Eslovenia, Montenegro o incluso Alemania y Croacia.

Como la FIBA no sabe ni dialogar ni negociar, sólo ha logrado imponerse a las ligas con éstas a regañadientes, guerra que no va a ganar del todo como no supo hacerla contra la Euroliga. El colmo es ahora en septiembre con una ventana no de 9-10 días como las de noviembre, febrero y junio sino una de 19 días para hacer una concentración larga y jugar dos partidos oficiales más algunos amistosos en el caso de alguna selección como Finlandia o Francia.

Los equipos se han rebelado y no lo aceptan. Así que viene jaleo estas próximas semanas. Más en noviembre y febrero y si la FIBA no rectifica, se repetirá todo cuando quiera hacer de nuevo ‘ventanas’ en los años venideros alargando una guerra absurda y que jamás entenderá el aficionado.

Aíto García Reneses lo ha explicado muy bien:

 

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