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Análisis: el 79,5% de victorias que lleva Pablo Laso (pese a sus errores) no ha servido para reforzarle, ése es el gran drama del Real Madrid

Con 198 triunfos en 249 partidos, Pablo Laso ha ganado el 79,5 por ciento de los encuentros que ha disputado como entrenador del Real Madrid en cuatro competiciones distintas. Esos son sus números a día de hoy. Mismo porcentaje que Xavi Pascual al frente del Barça, por cierto, ya que éste tiene un 80 por ciento de victorias en 502 choques.

Pero mientras el técnico del Barcelona se ha sabido ganar el respeto de todo el espectro baloncestístico casi sin excepciones, Laso no. A Pascual algún periodista le ha criticado el estilo en las dos campañas anteriores a ésta, algunos otros que si los jóvenes con él no progresan, algún sector de aficionados puede estar recalcitrante hacia su figura. Pero en general es un entrenador bien valorado por jugadores, colegas de banquillo y rivales.

En cambio, Laso llegó al Madrid mirado con lupa y así ha seguido. Ni cientos de victorias, ni que muchos fueran de prestigio, con récords y tal han servido para ser valorado en distintos sectores de prensa y aficionados. Tampoco dentro de su club. Y ahí empiezan los problemas.

En el Barça desde los años ochenta, con Nuñéz y Aíto, quedó instaurado el máximo apoyo institucional al entrenador de cada sección y la apuesta por ciclos largos salvo que algún descarrilamiento (Ivanovic) exija un cambio de timonel. En el Madrid, Florentino Pérez entra a un restaurante, se cruza con Laso y no lo reconocería. Ni habla nunca de baloncesto ni lo va hacer porque le preocupa muy poco.

No estoy comparando entrenadores. No lo hago porque todos sabemos que en lo técnico-táctico Pascual es superior a Laso. No. Estoy comparando datos, números y sensaciones.

Laso levantó a un Madrid moribundo que no jugaba bien, tenía menos de 3.000 abonados y no era muy respetado por sus rivales en la Euroliga pese a aquella Final Four con el dúo Messina-Molin. Era un equipo que llevaba 4.000 personas a la Caja Mágica. La pasada temporada había de 10.500 para arriba en el Palacio en cada partido y más de 6.000 abonados. La gente iba a ver a un Madrid que divertía y ganaba de paliza casi siempre. Otra cosa es que gastara más fuerzas de las debidas en muchos partidos. Eso es otra cosa y yo fui de los que lo dijo desde un principio.

Pero quizá ese equipo necesitaba jugar a tope y sentirse imparable para funcionar a pleno rendimiento. Luego llegaron las lesiones de Carroll y Draper, el cansancio, la debacle en el último cuarto y prórroga contra el Maccabi en la final de la Euroliga, el hundimiento físico y mental en la final liguera contra el Barcelona…

Y luego el intento del club de cesar a Laso, frenado a última hora y convertido en un apaleamiento público de su figura y en un debilitamiento de su persona. Por supuesto, también de su autoridad hacia dentro (el vestuario) y hacia fuera (prensa y aficionados).

Los responsables de la sección de basket del Madrid tomaron hace dos años y medios la decisión de no dar entrevistas o hacer declaraciones públicas salvo escasísimas excepciones. Eso deja a Laso como único portavoz del club. Nadie explica fichajes o renovaciones. Esto no ayuda.

El entrenador vitoriano ha consentido muchos desplantes en el pasado a Llull y a Rudy sobre todo. También a otros. Hasta Campazzo se ha revuelto contra él y fue agarrado por un compañero. Casi ‘na’. Ni Laso lo cortó ni puso multas o castigos. Tampoco el club.

Que parte de la plantilla diera por hecho que sería cesado el pasado julio no ha beneficiado ni al club ni al equipo. Desconfianza es la palabra. Un aire turbio sobrevolando sobre el equipo, a veces irrespirable.

Una situación muy difícil de llevar que condujo a fichajes extraños, como los de un veterano en la cuesta abajo como Nocioni y un inexperto Campazzo o a la llegada de Rivers cuando Darden dejó en la estacada al club tras decir sí al principio a la oferta de renovación. A ello hay que unir la incomprensible renovación en su día de Carroll cuando aún tenía un año y medio de contrato  o las de Slaughter, Bourousis y Mejri la pasada primavera.

Uno de repente no juega nada, otro lleva dos años jugando 5 minutos de media y el griego es un tobogán de irregularidad. Pero nadie explica ninguno de estos movimientos. Tampoco ese mensaje no explicitado pero sí filtrado de que en este inicio de temporada se iban a ahorrar fuerzas para llegar más descansados al periodo abril-junio.

A estos errores estructurales de la sección hay que sumar los propios del equipo, de nuevo entregado al perímetro y con poco juego para los interiores en el último mes y medio cuando en octubre participaban mucho. Asimismo, la defensa no funciona, las ayudas largas de los ‘cincos’ cuestan muchos puntos, algunos errores en la defensa del pick n’roll central se repiten desde hace años y tampoco se ha logrado unas parejas de interiores fiables. Ayón sufre de 4, Nocioni igual…

Así que ahí está Laso, con un 79,5 por ciento de victorias pero cuestionado. Solo llevan una derrota más entre Liga y Euroliga que el Barcelona. A cambio, ganaron fácil la final de la Supercopa al conjunto azulgrana. Nada se ha perdido por tanto aún en la presente temporada. Pero flota la sensación siempre de que se camina con un rumbo incierto y de que el técnico es el que pagará cualquier resbalón serio.

Ferrandiz logró 409 triunfos en 477 encuentros como técnico del Madrid, un 86% de victorias.

Lolo Sáinz venció 561 de 692, el 81%. Sólo ellos mejoran a Laso en toda la historia. Pero eran otros tiempos y una liga con pocos rivales duros.

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